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Oncocercosis: qué es, síntomas y tratamientos para curarla

Meandro de un río

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La oncocercosis, o ceguera de los ríos, es una enfermedad causada por un parásito que afecta tanto a la piel como a los ojos. Si no se trata a tiempo, puede llegar a dañar de forma significativa diversas partes del ojo, derivando finalmente en la ceguera del paciente. 

¿Quieres saber más sobre la oncocercosis? Sigue leyendo este artículo.

¿Qué es la oncocercosis o ceguera de los ríos?

La oncocercosis es una enfermedad causada por el parásito Onchocerca volvulus. Este parásito infecta la piel y los ojos de las personas afectadas y, a medida que se reproduce, daña los tejidos infectados, causando nódulos subcutáneos y diversos problemas en los ojos que pueden terminar por causar la ceguera total del paciente. La oncocercosis es la segunda causa principal de ceguera infecciosa en el mundo después del tracoma.

A nivel mundial, se estima que hay alrededor de 18 millones de personas infectadas y cerca de 270.000 están ciegas debido a la oncocercosis.

¿Cuáles son las causas de la oncocercosis?

Para sufrir oncocercosis o ceguera de los ríos es necesario infectarse con el parásito Onchocerca volvulus. Este parásito se localiza en regiones tropicales, sobre todo en el África subsahariana y algunas regiones de América Latina y Oriente Medio.

Habitualmente, esta infección se produce como consecuencia de la picadura repetida de moscas negras (género Simulium). Estas moscas son habituales en las zonas con corrientes rápidas de agua, lo que hace que la oncocercosis también sea conocida comúnmente como ceguera de los ríos. 

La infección se produce a partir de la picadura de una mosca infectada, que transmite las larvas del parásito. Pasados entre 12 y 18 meses, estas larvas se convierten en parásitos adultos, con aspecto de gusanos de diversa longitud que puede ir desde los 20 mm hasta los 50 mm según el caso. A partir de este momento, los parásitos adultos comienzan a reproducirse. Es entonces cuando las nuevas larvas del parásito empiezan a extenderse hacia otros tejidos, como diversas partes de la piel y los ojos del paciente. El tiempo que transcurre entre la penetración de las larvas transmitidas por la mosca y las manifestaciones clínicas en el ser humano puede oscilar entre 1 y 2 años.

Los parásitos pueden entrar en todas las áreas del ojo:

  • La parte frontal del ojo (córnea). El daño a la córnea puede causar una cicatriz que bloquea la visión.
  • La mitad del ojo, incluida la red trabecular (el sistema de drenaje del ojo). El daño en este sistema de drenaje del globo ocular puede hacer que acumule presión dentro del ojo y pueda causar glaucoma
  • La parte posterior del ojo (retina). Si la retina está dañada, el ojo no puede recopilar y enviar imágenes al cerebro de forma correcta.

Meandro de un río

¿Cuáles son los síntomas de la oncocercosis?

Los síntomas de la oncocercosis se localizan tanto en la piel como en los ojos. 

Síntomas cutáneos 

Los síntomas cutáneos pueden manifestarse en diferentes estadios y diferentes zonas de la piel. 

  • Prurito intenso (más habitual en las infecciones en fases leves).
  • Nódulos subcutáneos, que se denominan oncocercomas.
  • Úlceras descamativas.
  • Licuenificaciones cutáneas.
  • Arrugas prematuras.
  • Hipopigmentación irregular.
  • Atrofia del tejido cutáneo.
  • Pérdida de elasticidad.

Síntomas oculares 

Los síntomas oculares pueden abarcar desde sintomatología leve hasta llegar a producir ceguera total, en los casos más graves. 

  • Queratitis puntiforme.
  • Queratitis esclerosante.
  • Uveítis anterior.
  • Iridociclitis.
  • Coriorretinitis.
  • Neuritis óptica.
  • Atrofia óptica.

¿Cómo se realiza el diagnóstico de la oncocercosis? 

El diagnóstico de la oncocercosis o ceguera de los ríos se suele realizar mediante el examen de una biopsia de tejido cutáneo del paciente.

También se puede diagnosticar mediante:

¿Qué tratamiento existe para la oncocercosis?

Una vez que se detecta la presencia del parásito en el organismo, el tratamiento recomendado consistirá en la administración de ivermectina.

Este medicamento se administra de forma oral y permite la eliminación de las larvas del parásito,  aunque no elimina los parásitos adultos, que pueden llegar a vivir hasta 14 años. Debido a esto, el tratamiento suele prolongarse con una administración de ivermectina cada 6 o 12 meses hasta que los síntomas desaparezcan. Además, el paciente deberá llevar un seguimiento rutinario para evitar posibles rebrotes de la enfermedad. 

Las infecciones más avanzadas pueden necesitar cirugía para mantener o restaurar la visión. Estas cirugías pueden incluir:

En casos avanzados, la infección puede afectar a varias partes del ojo al mismo tiempo. En estos casos, con frecuencia, no es posible aplicar ningún tratamiento y los médicos no pueden restaurar la visión.

¿Qué medidas de prevención se pueden aplicar para evitar la oncocercosis?  

  • No se ha demostrado que exista ningún fármaco capaz de proteger contra la infección por O. volvulus. Sin embargo, la administración anual o semestral de ivermectina a la población en áreas endémicas parece controlar eficazmente la enfermedad subclínica y no diagnosticada y, por lo tanto, puede disminuir la transmisión.
  • La oncocercosis se puede prevenir evitando aquellas zonas geográficas donde la transmisión es más probable, como zonas de ríos y pantanos en aquellos países donde hay presencia del parásito.
  • Además, también es muy importante que, en las áreas afectadas, se extreme la precaución utilizando ropa que cubra la mayor parte de piel posible.
  • Por último, es recomendable usar repelentes de insectos que evitan la picadura de la mosca transmisora de la enfermedad.

¿Es contagiosa la oncocercosis?

La oncocercosis no se transmite de persona a persona.

¿Cuál es el pronóstico de la enfermedad?

Si una persona es diagnosticada y tratada a tiempo, la enfermedad es capaz de ser erradicada a lo largo de los años, siempre y cuando se cumpla con el tratamiento pertinente.

No obstante, debido a los escasos recursos disponibles en los lugares en los que prolifera la enfermedad, es sumamente difícil realizar el diagnóstico a tiempo o, dado el caso, siquiera contar con médicos que logren atender las necesidades de la población.

¿Cuánto dura la oncocercosis?

La filaria adulta puede vivir en el paciente más de 15 años.

Conclusiones clave

La oncocercosis es una infección parasitaria que causa lesiones en la piel, erupción cutánea y enfermedades de ojo, que llevan a discapacidad visual y, a veces, a la ceguera.

Se diagnostica mediante examen con lámpara de hendidura y examen microscópico de un fragmento de piel.
Se trata con ivermectina para matar las microfilarias y reducir la fertilidad de los gusanos hembras; la ivermectina no mata a los gusanos adultos que pueden estar presentes en el organismo del paciente hasta 15 años.

Fuentes



 

Retinoblastoma: qué es, síntomas, causas y tratamiento

Niño mirando hacia arriba

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El retinoblastoma es un cáncer ocular poco frecuente que se presenta en la retina. Suele diagnosticarse en niños de menos de 5 años, aunque, en algunos casos, se desarrolla en niños más mayores o en adultos. Puede afectar a uno o a ambos ojos.

¿Quieres consultar más información sobre el retinoblastoma, sus causas y sus síntomas? Sigue leyendo este artículo.

¿Qué es el retinoblastoma?

El retinoblastoma es un raro cáncer de ojo que afecta, sobre todo, a niños pequeños, aunque en ocasiones también aparece en adultos. Lo habitual es que el paciente sea diagnosticado alrededor de los 18 meses de edad, aunque si se trata de un retinoblastoma unilateral puede que esto no ocurra hasta los 2 años. También es posible que el retinoblastoma se desarrolle durante la etapa de gestación del feto e, incluso, en la edad adulta.

Se trata de un tumor maligno que daña el tejido nervioso de la retina, que es la parte del globo ocular que se encarga de detectar la luz del exterior y enviar la información al cerebro para que la interprete como imágenes.

El retinoblastoma puede provocar falta de visión e, incluso, puede poner en peligro la vida del paciente. Un diagnóstico precoz y un tratamiento temprano pueden ayudar a prevenir la pérdida de visión y detener la propagación del cáncer.

Hay varios tipos de retinoblastoma, así como procedimientos para tratarlos, pero lo cierto es que más del 90 % de las personas que se ven afectadas por este tumor ocular lo superan. 

¿Cuáles son las causas del retinoblastoma?

El retinoblastoma aparece cuando se producen mutaciones genéticas en las células nerviosas de la retina. Estas mutaciones provocan que las células sigan multiplicándose y no mueran (lo que sí ocurre con las células sanas), por lo que esa acumulación de células forma un tumor. Asimismo, si se produce metástasis, el cáncer puede propagarse a otras partes del cuerpo, como la columna vertebral o el cerebro. 

El retinoblastoma se presenta en forma hereditaria y no hereditaria, pero las causas de las mutaciones genéticas que derivan en la aparición de este tipo de cáncer no están claras del todo.

Forma hereditaria

Se piensa que un niño tiene la forma hereditaria del retinoblastoma cuando presenta cierta mutación en el gen RB1. La mutación en el gen RB1 a veces pasa de uno de los padres al niño, otras veces ocurre en el óvulo o el espermatozoide antes de la fecundación o un poco después.

  • Otros factores que indican que el niño tiene la forma hereditaria del retinoblastoma son los siguientes:
  • Antecedentes familiares de retinoblastoma. Se estima que los hijos de las personas que sufren retinoblastoma tienen un 50% de posibilidades de desarrollar este tipo de tumor.
  • Más de un tumor en un ojo.
  • Un tumor en cada ojo.

Después del diagnóstico y el tratamiento del retinoblastoma hereditario quizás se formen nuevos tumores durante algunos años. Por lo general, se realizan revisiones para verificar si hay nuevos tumores cada 2 o cada 4 meses durante, por lo menos, 28 meses.

Forma no hereditaria

La mayoría de los casos de retinoblastoma no son hereditarios. El retinoblastoma no hereditario no pasa de padres a hijos. La causa de este tipo de retinoblastoma son mutaciones en el gen RB1 que ocurren por casualidad después de que el niño nace. El retinoblastoma no hereditario, por lo general, se presenta en un solo ojo.

¿Cuáles son los síntomas del retinoblastoma?

Los síntomas más habituales de este tumor son:

  • Leucocoria (la pupila se vuelve de color blanco o presenta manchas blancas). Los padres, a menudo, notan esto cuando toman una foto del niño con flash.
  • Estrabismo o desviación de uno de los ojos.
  • Visión doble.
  • Pérdida de visión.
  • Pupila que se vuelve roja.
  • Dolor de ojos.
  • Iris de diferentes colores.
  • Agrandamiento de la pupila del ojo afectado.
  • Dolor óseo si hay diseminación del retinoblastoma.

¿Qué tipos de retinoblastoma existen?

A la hora de clasificar este tipo de cáncer, hay varias maneras de hacerlo:

Según su localización

  • Intraocular. Solo se encuentra en el interior del ojo.
  • Extraocular. Se ha extendido a órganos y tejidos cercanos.
  • Bilateral. Afecta a ambos ojos. 
  • Unilateral. Solo afecta a uno de los ojos. 

Según su estadio:

  • Estadio I. Solo se encuentra en la retina.
  • Estadio II. Está esparcido por todo el globo ocular. 
  • Estadio III. Ha llegado a los tejidos próximos al ojo.
  • Estadio IV. Se ha propagado a otras zonas del cuerpo, como el cerebro o los ganglios linfáticos.  

¿Cómo se diagnostica el retinoblastoma?

Para diagnosticar el retinoblastoma se suelen realizar las siguientes pruebas.

Examen ocular completo con dilatación de las pupilas

El médico examinará los ojos del paciente, tanto a simple vista, como dilatándole las pupilas para analizar el fondo de ojo. El objetivo de esta prueba es documentar en detalle el número, la ubicación y el tamaño de los tumores, así como la posible presencia de desprendimiento de retina, líquido subretiniano o diseminación subretiniana y vítrea del tumor. Para realizar esta prueba, en ocasiones, es necesario anestesiar al paciente

Pruebas de imagen

  • Si el oftalmólogo necesita más información después del examen con dilatación de las pupilas, es posible que pida pruebas de diagnóstico a través de imágenes para ver el interior del ojo y revisar las estructuras que lo rodean.
  • Angiografía con fluoresceína. En esta prueba, se inyecta un tipo especial de tinte en el brazo que luego llega al ojo. El médico usa una cámara especial para tomar imágenes de la retina y buscar vasos sanguíneos anormales o acumulación de líquido alrededor del tumor.
  • Ecografía. Se emplean ondas de sonido para tomar una imagen del interior del ojo. Esto ayuda a comprobar el tamaño del tumor y de qué tipo de tejido está compuesto.
  • Resonancia magnética cerebral y orbitaria. En algunas ocasiones, es necesario hacer una resonancia magnética para estudiar el cerebro y el área alrededor del ojo donde se encuentra el tumor.

Pruebas genéticas

En algunas ocasiones, también se necesitan pruebas genéticas para comprobar si el retinoblastoma se corresponde con el tipo hereditario de la enfermedad. Cuando en este estudio se identifica una mutación, se debe remitir a los familiares del paciente a un genetista clínico para que también se realicen el test.

El tipo hereditario de retinoblastoma puede ser más difícil de tratar. Los niños con este tipo de tumor tienen, además, más probabilidades de desarrollar tumores en ambos ojos. Conocer el tipo de retinoblastoma que tiene el paciente puede ayudar a los médicos a determinar qué tratamiento puede ser más efectivo.

¿Cuál es el tratamiento del retinoblastoma?

La elección del tratamiento vendrá determinada por varios factores

  • La edad del paciente.
  • Si el retinoblastoma es unilateral o bilateral.
  • El tamaño del tumor.
  • Si el tumor se ha diseminado o no fuera del ojo.

Las opciones que existen para tratar el retinoblastoma son:

  • Enucleación. Se trata de extraer el globo ocular, por lo que se aplica en pacientes que solo tienen uno de los ojos afectados y el tumor ocupa más de la mitad del ojo y se ha extendido a otras de sus estructuras. También se escoge este tratamiento cuando se ha producido desprendimiento de retina y crecimiento de nuevos vasos en el iris. 
  • Termoterapia transpupilar. Este tratamiento usa energía láser y luz infrarroja para aplicar calor sobre las células afectadas y los vasos sanguíneos cercanos para destruir el tejido dañado. 
  • Fotocoagulación. Es una cirugía ocular que trata de destruir las estructuras anormales en la retina y que se aplica en tumores de menos de 3 mm de diámetro y 2 mm de grosor y que no han llegado a afectar al disco óptico. 
  • Crioterapia o terapia de congelación. También se utiliza para tratar tumores pequeños (menos de 3 mm de diámetro y 2 mm de grosor). Se usa el frío extremo para eliminar las células tumorales y evitar que se propaguen fuera del ojo. 
  • Radioterapia local o interna. Cuando el tamaño del retinoblastoma es mayor de 16 mm, se usa este tratamiento, con el que se aplica radioterapia de manera local en el ojo. 
  • Radioterapia externa. Este tratamiento, también para tumores mayores de 16 mm, se aplica cuando el retinoblastoma afecta a ambos ojos y no se puede optar por la radioterapia local. 
  • Quimioterapia. Es un tratamiento con medicamentos que se suele emplear para reducir el tamaño del tumor. Estos medicamentos se pueden inyectar a través de una vena, por ejemplo, del brazo (quimioterapia intravenosa), a través de una arteria ubicada cerca del ojo (quimioterapia intraarterial) o directamente dentro del ojo (quimioterapia intraocular o intravítrea).

Como dijimos anteriormente, más del 90 % de los pacientes superan este tumor. Sin embargo, un diagnóstico temprano es clave para ello, por lo que es importante hacer un seguimiento tanto a hermanos como a hijos del paciente. Asimismo, es necesario acudir al oftalmólogo en cuanto aparece alguno de los síntomas citados puede evitar problemas más graves. 

¿Dónde hace metástasis el retinoblastoma?

El retinoblastoma se disemina a otras partes del cuerpo, más allá del globo ocular, en pocas ocasiones, especialmente si ser realiza un diagnóstico temprano.

Cuando el cáncer se disemina a otra parte del cuerpo, se llama metástasis. Las células cancerosas se desprenden de donde se originaron (tumor primario) y se desplazan a través del sistema linfático o la sangre.

  • Sistema linfático. El cáncer penetra en el sistema linfático, se desplaza a través de los vasos linfáticos, y forma un tumor (tumor metastásico) en otra parte del cuerpo.
  • Sangre. El cáncer penetra en la sangre, se desplaza a través de los vasos sanguíneos y forma un tumor (tumor metastásico) en otra parte del cuerpo.

El tumor metastásico es el mismo tipo de cáncer que el tumor primario. Por ejemplo, si el retinoblastoma se disemina al hueso, las células cancerosas en el hueso son, en realidad, células de retinoblastoma. En este caso, la enfermedad sigue siendo un retinoblastoma metastásico, no cáncer de hueso.

En ocasiones, las células metastásicas del retinoblastoma se encuentran en:

  • Los tejidos que rodean el ojo (retinoblastoma orbitario).
  • El sistema nervioso central (encéfalo y médula espinal).
  • Otras partes del cuerpo, como el hígado los huesos, la médula ósea o los ganglios linfáticos.

Conclusiones clave

El retinoblastoma es un tipo poco común de cáncer que se ubica en la retina.

* El síntoma más característico es que la pupila del ojo adquiere un color blanco (leucocoria).
Generalmente se presenta en niños menores de 5 años.

* Puede tener un carácter hereditario o no hereditario.
El tratamiento dependerá del tamaño del tumor y de si éste se ha diseminado a otras partes del cuerpo.

Fuentes



 

¿Qué tipos de gafas hay según sus funciones, materiales, diseños y tipo de rostro?

Mujer rubia probándose tipos de gafas frente al espejo

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Las gafas son, probablemente, el método más antiguo y clásico para corregir los defectos refractivos, como la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo.

La miopía se produce cuando el ojo es más largo de lo normal o la córnea demasiado curva. En estos casos, los rayos de luz convergen y se enfocan antes de llegar a la retina, creando una imagen borrosa, principalmente de lejos.

Por el contrario, el problema de las personas que sufren hipermetropía es que el ojo es demasiado corto, lo que provoca una visión borrosa (sobre todo de cerca) debido a que los rayos de luz convergen detrás de la retina.

Otro problema de refracción muy común se produce cuando la córnea presenta una curvatura irregular, que hace que la visión sea deficiente a cualquier distancia. Esta patología se conoce como astigmatismo.

Todos estos defectos de la refracción pueden compensarse mediante lentes correctoras, (gafas o lentillas), mejorando la visión del usuario.


Tipos de lentes según sus cristales

La función principal de las gafas la ejecutan los cristales, los cuales, óptimamente adaptados en graduación y colocación a las necesidades del usuario, permiten compensar los defectos de refracción.

En la actualidad, existen tres tipos cristales o lentes y es muy importante conocer las características principales de cada uno de ellos para saber cuál se adapta mejor al problema visual y preferencias del paciente:

  • Cristales minerales. Se trata de un material elaborado con el fin de corregir todo tipo de graduaciones (ametropías), incluidas las altas, ya que permiten reducir el espesor de los cristales, mejorando en comodidad y estética y, además, son resistentes al rayado. En contrapartida, tienen dos importantes desventajas: son pesados y se rompen con facilidad, por lo que no son recomendables para uso infantil.
  • Cristales orgánicos. Son cristales de resina endurecida, ideales para graduaciones bajas y medias. Tienen las siguientes ventajas: son muy resistentes, ligeros y se adaptan a cualquier tipo de montura. El problema es que se rayan con facilidad.
  • Cristales de policarbonato. Se consideran el tipo de lente con mejores perspectivas de futuro por ser ultrafinos y con una alta resistencia a los impactos.

Las ventajas de los cristales de policarbonato

Los cristales de policarbonato son muy usados en la actualidad por sus indudables ventajas:

  • Su gran resistencia. Estas lentes son hasta 10 veces más resistentes a los golpes que las fabricadas con plástico o vidrio. Esto las hace especialmente indicadas para niños, deportistas y personas que realicen trabajos peligrosos.
  • Son muy cómodas y pesan poco. Este tipo de lentes tienen un índice de refracción (velocidad a la que se dobla la luz una vez ha pasado a través de la lente) más alto que el resto, lo que posibilita la fabricación de cristales más finos y livianos, mejorando la comodidad y la estética del usuario.
  • Máxima protección del sol. Los lentes de policarbonato ofrecen una protección del 100% contra los rayos UVA, mucho mayor que las lentes construidas de material orgánico.
  • Muy buena calidad óptica. Las gafas de policarbonato proporcionan una gran calidad óptica, sin apenas distorsiones.

Mujer rubia probándose tipos de gafas frente al espejo

¿Qué tipos de gafas hay según su montura?

La inmensa mayoría de gafas tienen la montura de metal o de pasta y ambos materiales pueden presentar diversas formas y colores siguiendo las tendencias de moda en cada momento. También existen algunos modelos de gafas montadas al aire o con hilos de nylon por la parte inferior.

  • Las monturas de pasta están fabricadas con acetatos de celulosa o fresadas, son muy resistentes y permiten aplicar coloraciones de moda con más de un color, lo que se conoce como sándwich. También pueden utilizarse materiales inyectados que proporcionan mayor rigidez y brillo, pero únicamente permiten trabajar con un solo color.
  • Las gafas de metal se suelen fabricar con acero inoxidable o aleaciones clásicas, aunque en el mercado también se pueden encontrar monturas fabricadas con oro, titanio o doublé (chapado de alpaca con oro).

Tipos de lentes según el rostro

Existen diferentes tipos de caras y cada una de ellas tiene unas particularidades, por lo que, a la hora de elegir unas gafas, deberemos tener en cuenta esta clasificación para seleccionar una montura que resalte nuestros rasgos faciales.

  • Rostro cuadrado. Si tienes la cara cuadrada, lo mejor es que optes por gafas ovaladas, como las de estilo aviador, o redondas para evitar añadir más ángulos a la cara. El objetivo debe ser suavizar y equilibrar los rasgos.
  • Rostro triangular. Si tienes el rostro triangular, busca monturas ovaladas, ya que contribuyen a suavizar el contorno facial. Además, las gafas no deben ser más anchas que la parte superior de los pómulos para equilibrar las proporciones del rostro y suavizar la diferencia entre la parte superior y la parte inferior de la cara.
  • Rostro ovalado. Se caracterizan por tener unos rasgos equilibrados y porque el mentón es más estrecho que la frente. Por esta razón, la mayor parte de las gafas son adecuadas para este tipo de cara, aunque se recomiendan monturas rectangulares y geométricas.
  • Rostro corazón. En este caso, las mejores opciones son las gafas redondas o de monturas ascendentes, como las gafas tipo cat eye, ya que equilibran la anchura de la parte superior de la cara con la barbilla, lo que ayuda a alargar y suavizar los rasgos.
  • Rostro redondo. El objetivo es alargar y definir el rostro al máximo. La mejor opción son las monturas cuadradas o rectangulares, con las que se consiguen matices y ángulos que contrastan con la forma circular de la cara.
  • Rostro rectangular. El objetivo es reducir visualmente la distancia entre la frente y la barbilla. Por esta razón, las mejores opciones son las monturas rectangulares, de estilo mariposa o de tamaño grande.

Los modelos de gafas graduadas

Actualmente, las principales firmas de moda cuentan con su propia colección de gafas tanto de sol como graduadas, y en las ópticas es posible encontrar todo tipo de modelos, con infinidad de formas, materiales y colores. En realidad, la variedad es tan grande que, a veces, el problema radica en elegir cuál nos quedamos de la amplia oferta existente.

Las últimas tendencias o modas en gafas graduadas son las siguientes:

  • En lo que respecta a los materiales, no existe una tendencia clara. Se utilizan tanto gafas de plástico como de metal en diversos colores y formas. Tampoco han pasado de moda las gafas montadas al aire. Tienen también una gran aceptación las gafas de acetato, que en ocasiones se combinan con metal para hacerlas más ligeras.
  • La tendencia es usar una amplia gama de colores, algunos de auténtica fantasía, como el verde oliva, el morado y todas las combinaciones imaginables, en detrimento de los típicos marrones o negros, a no ser que vayan combinados con otros colores, como podría ser el beige.
  • Las formas son cada vez más atrevidas, primando la originalidad. Las formas estandarizadas están dando lugar a propuestas diferentes: cristales más ovalados o combinaciones diferentes en cuanto al grosor de las patillas y del frontal.

¿Qué gafas elegir?

A la hora de elegir unas gafas, es importante valorar diversos factores, tanto de la montura como de los cristales: graduación, peso, comodidad, así como cuestiones estéticas, con el objetivo de elegir unas gafas con las que nos sintamos bien y que nos permitan llevar a cabo, con seguridad y comodidad, nuestras actividades diarias, tanto de ocio como de trabajo.

Otra cuestión a considerar es someterse a una cirugía refractiva, con el fin de no tener que depender ni de gafas ni de lentillas.

Conclusiones clave




 

Miopía nocturna: qué es, síntomas, causas y tratamiento

Hombre conduciendo un coche por la noche

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La miopía nocturna es un fenómeno de la vista muy curioso que, aunque se conoce desde hace siglos, aún no se sabe con exactitud por qué sucede y cuáles son los aspectos fundamentales que lo caracterizan.

¿Quieres conocer más detalles sobre la miopía nocturna? Sigue leyendo este artículo.

¿Qué es la miopía?

La miopía es un problema visual que consiste en la incapacidad del ojo para enfocar correctamente los objetos lejanos. Esto se debe a que, a causa de que el globo ocular no es perfectamente esférico, la imagen percibida se enfoca delante de la retina en lugar de sobre ella. 

Sin embargo, la miopía nocturna tiene la peculiaridad de que afecta tanto a personas amétropes (que sufren problemas refractivos) como emétropes (personas con visión normal). Esto significa que, aunque una persona vea perfectamente de día, ya sea porque su visión es normal o porque la corrige con gafas o lentes de contacto, de noche se vuelve miope y es incapaz de ver con nitidez los objetos lejanos.

Ojo normal y ojo con miopía

¿Qué es la miopía nocturna y a qué se debe?

Este fenómeno es uno de los más antiguos misterios de la fisiología ocular y afecta a la mayoría de la población, según un reciente estudio de la Universidad de Murcia.

Las razones por las que ocurre aún no están del todo claras, aunque ese mismo estudio apunta a que se debe a un mecanismo de sobreacomodación del cristalino, como consecuencia de las condiciones de poca luminosidad. Es decir, que el cristalino, la lente natural del ojo, hace un sobreesfuerzo por enfocar los objetos lejanos debido a que no hay luz suficiente.

Hace tiempo se creía que la miopía nocturna era de una magnitud de 1,5 dioptrías, pero estudios recientes han demostrado que suele estar alrededor de 0,5 dioptrías de media, por lo que su impacto real parece no ser muy alto.

¿Desde cuándo se conoce este fenómeno?

Aunque ya era conocida en círculos científicos, la miopía nocturna despertó un gran interés fuera de ellos durante la II Guerra Mundial debido a la necesidad de montar dispositivos de defensa ante los ataques nocturnos, especialmente entre las fuerzas marinas y aéreas. Para adaptar las pupilas de los vigilantes a la oscuridad, ambos bandos los mantenían en habitaciones oscuras durante el día. Durante esta época se investigó en varios países, y fue descrita por primera vez en 1942 por los españoles José María Otero de Navascués y Armando Durán.

En tiempos más recientes, el fenómeno ha vuelto a suscitar interés, debido a que se la ha considerado potencial causa de numerosos accidentes de tráfico y, por lo tanto, se ha vuelto a investigar sobre el tema con la esperanza de poder mitigar su implicación en este tipo de siniestros.

¿Qué síntomas provoca la miopía nocturna?

El principal síntoma de la miopía nocturna es que el paciente puede ver bien o relativamente bien a distancias cortas, pero ve mal a distancias más largas en condiciones de baja iluminación.

Otros síntomas asociados a la miopía nocturna son:

  • Astenopía (fatiga visual).
  • Deslumbramientos.
  • Visión de halos alrededor de los focos de luz.
  • Entrecerrar los ojos para intentar mejorar la visión.

La miopía nocturna puede agravarse si la persona padece otras afecciones como:

¿Cómo funciona la acomodación del ojo en la miopía nocturna?

Como se explicaba al principio, una gran parte de la población tiene dificultades para ver bien por la noche. Esto supone un problema al conducir, ya que la práctica totalidad de la información la percibimos de manera visual. El ojo emétrope (sin problemas refractivos) está preparado para ver de lejos. Por tanto, en buenas condiciones de iluminación, la acomodación no actúa, y el ojo está relajado. 

Sin embargo, en condiciones de iluminación escasa, es más complicado ver los detalles. Es entonces cuando entra en juego la acomodación. Es decir, que el ojo acomoda el cristalino para ver los detalles. Además, la pupila se dilata para recibir más luz, lo que disminuye la profundidad de foco.  Todo esto provoca inseguridad visual a muchas personas a la hora de conducir de noche y, de hecho, puede ser una de las causas de muchos de los accidentes de tráfico que tienen lugar en espacios poco iluminados. 

Hombre conduciendo un coche por la noche

¿Cómo se diagnostica la miopía nocturna?

La miopía nocturna se puede diagnosticar realizando una revisión oftalmológica completa.

¿Tiene solución la miopía nocturna?¿Cuál es el tratamiento para la miopía nocturna?

Mientras que la miopía común puede operarse fácilmente (mediante la técnica Lasik, principalmente), la miopía nocturna puede evaluarse y compensarse con lentes graduadas, pero no es tan fácil de corregir como en el caso de los problemas refractivos tradicionales. 

Y es que los valores a tener en cuenta varían mucho de una persona a otra. Además, como el principal factor está asociado a la cantidad de luz presente en el momento de mirar, no se puede corregir mediante cirugía para ver bien por la noche en cualquier situación.

De este modo, la mejor solución que se conoce actualmente a la hora de corregir la miopía nocturna suele pasar por el uso de gafas o lentes de contacto adecuadas para la conducción en este tipo de situaciones. 

En cualquier caso, si se tienen problemas o simples dificultades para ver bien mientras se conduce (tanto durante el día como durante la noche), lo más recomendable es que realice una visita al oftalmólogo, ya podría tratarse de un problema de visión no diagnosticado y que, en condiciones de oscuridad, se manifestase con mayor persistencia.

¿La miopía nocturna empeora con la edad?

Habitualmente, los síntomas de la miopía nocturna empeoran con la edad, ya que, a medida que cumplimos años, a este problema pueden asociarse otras patologías oftalmológicas.

Conclusiones clave

La miopía nocturna es un tipo de miopía que únicamente se manifiesta en condiciones de baja iluminación cuando el sujeto mira a objetos distantes.

Las teorías más recientes- sobre su origen han concluido que está provocada por un desajuste en el proceso de acomodación.
Su corrección pasa por el uso de gafas o lentes de contacto.

Fuentes



 

Fotofobia: qué es, síntomas, causas y tratamiento

Mujer morena con camiseta negra apoyada en pared negrav

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La fotofobia es la intolerancia anormal a la luz brillante o a una iluminación excesiva. No es una enfermedad, pero puede ser un síntoma de otros trastornos que pueden aparecer por diferentes causas y que, en ocasiones, están indicando la presencia de alguna patología. Cuando la fotofobia es aguda puede llegar a afectar a la calidad de vida del paciente.

¿Quieres saber más sobre la fotofobia, sus causas y tratamiento? Sigue leyendo este artículo.

¿Qué es la fotofobia?

La fotofobia es una molestia ocular que aparece ante una luz brillante o una iluminación excesiva que provoca el cierre espontáneo de los ojos como medida de protección. Aunque puede causar dolor, la fotofobia no es una enfermedad, sino un síntoma que puede aparecer asociado a  varios motivos y en distintos grados de intensidad.

La fotofobia puede afectar a personas de todas las edades y condiciones.

¿Cuáles son las causas de la fotofobia?

Fotofobia causada por las características propias del ojo

No debemos confundirnos. La fotofobia no es una enfermedad, es un síntoma muy común que aparece por causas variadas. Las propias características del ojo pueden producir una mayor sensibilidad a la luz.

Este es el caso de:

Las personas con los ojos claros. Los ojos claros presentan una menor pigmentación del iris y dejan pasar mayor cantidad de luz, siendo, por tanto, más sensibles. Estas personas deberán tener especial cuidado con el sol durante toda su vida.

  • Las personas que más molestias sufren por este motivo son las albinas, pero también las personas que están pasando por el postoperatorio de una intervención en los ojos. En este último caso, todo volverá a la normalidad pasado un tiempo; en el caso de personas con ojos claros, deberán tener especial cuidado con el sol durante toda su vida.
  • Las personas con albinismo. Los albinos constituyen un caso especial dentro del grupo de personas con ojos claros. El déficit de pigmentación en la retina, el iris y la coroides – el revestimiento vascular del interior del ojo – hace que la pupila se vea de un color rojo y el iris de color azul claro, grisáceo o violáceo. La melanina oscurece el iris, protegiendo así los ojos de la luz. Por eso, las personas con albinismo son especialmente vulnerables a este factor. La falta de pigmentación no sólo les puede provocar fotofobia, sino también una gran pérdida de agudeza visual y estrabismo, entre otros problemas.
  • Las personas que están pasando por el postoperatorio de una intervención en los ojos.

Fotofobia causada por traumatismos

La fotofobia no siempre está causada por características intrínsecas del ojo. En muchos casos, la fotofobia es un síntoma que nos avisa de que algo va mal, por eso hay que prestar especial atención si empezamos a sufrir una mayor sensibilidad a la luz.

Un traumatismo en la córnea puede causar el aumento de la sensibilidad a la luz.

Traumatismos que se sufren en el trabajo

Este tipo de traumatismos pueden ocurrirle a cualquiera, pero son especialmente comunes entre las personas que trabajan en entornos industriales en los que puedan sufrir el impacto de partículas de metal, madera, etc.

Los traumatismos no suelen tener mayor complicación, pero si una partícula se queda incrustada en el ojo, podría dar lugar a problemas mayores, como úlceras o queratitis. Este tipo de traumatismos se pueden prevenir usando una protección adecuada. Existen distintos tipos de gafas para trabajar, según el tipo de riesgo que puedan sufrir nuestros ojos.

Traumatismos provocados por las lentillas

Las personas portadoras de lentillas son quienes más riesgo tienen de provocarse una herida en el ojo. Esto suele ocurrir:

  • Cuando se usan las lentillas más horas de la cuenta.
  • Cuando no se cambian con la frecuencia recomendada.
  • Cuando no se mantiene una higiene adecuada.
  • Cuando se sufre ojo seco se debe extremar la precaución para evitar que la lentilla se quede “pegada” al ojo, causando daños.

En caso de haber sufrido un traumatismo en el ojo, lo recomendable es no usar lentillas hasta que se haya producido una recuperación.

Fotofobia causada por patologías oculares

La fotofobia es un síntoma habitual de las patologías oculares inflamatorias como:

  • Conjuntivitis – inflamación de la conjuntiva.
  • Uveítis -inflamación de la úvea.
  • Iritis – cuando se inflama el iris.

Estas inflamaciones pueden estar causadas por traumatismos o infecciones entre otras causas, pero en cualquier caso provocan que nuestros ojos parezcan más vulnerables.

Fotofobia relacionada con problemas neurológicos

  • Migrañas o cefaleas. La intolerancia a la luz es común entre las personas que sufren migrañas o cefaleas. Alrededor del 80% de las personas que sufren migrañas tienen fotofobia y, de hecho, las personas que sufren migrañas son más sensibles a la luz aun cuando no estén padeciendo un episodio de dolor de cabeza.
  • Dilatación de la pupila. El consumo de ciertos fármacos y drogas que afectan al sistema nervioso también tiene como efecto secundario la fotofobia. A menudo estas sustancias dilatan artificialmente la pupila. En estos casos, la fotofobia remite tan pronto se deje de tomar la sustancia que la provoca. Algo similar ocurre cuando en la consulta de oftalmología se dilata la pupila para la exploración del fondo del ojo. Al estar totalmente abierta, la pupila capta más luz de la necesaria y, por esta razón, tenemos una mayor sensibilidad a la luz. Los efectos no suelen durar más de unas horas, aunque pueden llegar a prolongarse por un par de días.

¿Cuáles son los síntomas de la fotofobia?

Los síntomas que acompañan a la fotofobia varían según la intensidad de la luz, la causa que la origina y la tolerancia de cada persona.

El paciente que sufre fotofobia podría notar, además, alguno de estos síntomas:

  • Molestias oculares y necesidad de entrecerrar o cerrar los ojos ante una luz intensa o deslumbrante, como el sol, las pantallas o los reflejos.
  • Picor continuo en los ojos.
  • Lagrimeo excesivo.
  • Visión borrosa.
  • Visión doble.
  • Halos o destellos alrededor de las fuentes de luz.
  • Dificultad para enfocar o adaptarse a los cambios de iluminación.
  • Enrojecimiento o inflamación de los ojos.
  • Dolores de cabeza, que pueden ser leves o intensos, localizados o generalizados, según el caso.
  • Rigidez cervical.
  • Fiebre.
  • Náuseas y mareos.
  • Confusión.
  • Convulsiones.

En algunos casos, el exceso de luz puede llegar a provocar dolor ocular.

¿Cómo se diagnostica la fotofobia?

En la consulta, el oftalmólogo llevará a cabo una evaluación ocular, y realizará una serie de preguntas para determinar la gravedad del problema y la causa que lo origina.

Entre las pruebas que puede realizar el oftalmólogo se incluyen:

  • Examen ocular con lámpara de hendidura. El médico empleará un microscopio especial con una luz para examinar los ojos.
  • Resonancia magnética (RM). En esta prueba se utilizan potentes imanes y ondas de radio para obtener las imágenes detalladas de los ojos.
  • Examen de la película lagrimal. Con esa prueba se comprueba la cantidad de lágrima que producen los ojos.

¿Qué tratamientos existen para la fotofobia?

Para evitar o reducir la fotofobia, es necesario tratar la patología que la origina. Es importante tratar el problema de raíz para evitar que los síntomas se mantengan durante más tiempo.

¿Cómo protegerse cuando tenemos fotofobia y cómo prevenirla?

Cuando tenemos fotofobia, sea cual sea su causa, debemos tomar una serie de medidas para proteger nuestros ojos y así sobrellevarla de la mejor manera posible.

  • En casa es recomendable bajar las luces y persianas y evitar el contacto con la luz solar, que es la más intensa. Mientras podamos, es preferible mantener los ojos cerrados.
  • Reducir el uso de pantallas de ordenadores, móviles, televisiones… y ajustar el brillo y el contraste para evitar fatiga visual.
  • Si tenemos que salir a la calle, es recomendable utilizar sombrero y gafas de sol oscuras.
  • Mantener una buena higiene ocular, lavándose las manos antes de tocarse los ojos, usando lágrimas artificiales para hidratarlos y evitando el uso de cosméticos o productos irritantes.
  • Acudir al médico para determinar las causas de la intolerancia a la luz, ya que dependiendo de cuales sean se le podrá dar solución o no. A veces tan solo retirar o cambiar un medicamento es suficiente.
  • No es recomendable conducir si se padece una enfermedad que nos provoca fotofobia, no obstante, las personas que la sufren sin un motivo patológico deberían usar gafas de sol polarizadas, ya que este tipo de lentes neutralizan algunas longitudes de la luz solar, eliminando así los brillos producidos por superficies horizontales.
  • Otra opción para las personas con fotofobia son las lentes fotocromáticas, que se oscurecen o aclaran dependiendo de la cantidad de luz que haya.
  • Seguir una dieta equilibrada, rica en vitaminas, minerales y antioxidantes, que favorezcan la salud ocular y prevengan el envejecimiento de los tejidos.

¿Cuándo acudir al médico?

  • Se debe acudir a un profesional médico:
  • Cuando la sensibilidad a la luz es intensa o produce dolor.
  • Cuando se manifiesta enrojecimiento de los ojos, visión borrosa o dolor de cabeza.
  • Cuando las molestias no desaparecen en uno o dos días.

¿Es común la fotofobia?

La fotofobia o sensibilidad a la luz es un síntoma muy común que está asociado a diversas patologías oculares y a algunas enfermedades sistémicas.

Se estima que, alrededor del 40% de la población, ha experimentado episodios de fotofobia en algún momento de su vida.

¿Cuánto puede durar la fotofobia?

  • La fotofobia puede desaparecer si los profesionales tratan con éxito el trastorno que la causa, como, por ejemplo, la uveítis.
  • No desaparecerá si se debe a un trastorno congénito, a una pigmentación baja o a la falta de pigmentación.
  • Si se debe a sequedad ocular, el médico puede ayudar al paciente a controlar los síntomas, pero suele ser permanente.

Conclusiones clave

La fotofobia es la intolerancia anormal a la luz brillante o a una iluminación excesiva.

No es una enfermedad, sino un síntoma muy común que aparece por causas variadas.
Existen ciertas medidas que puede tomar el paciente para prevenir la fotofobia y reducir las molestias que provoca.

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Rosácea ocular: qué es, síntomas, causas y posibles tratamientos

Mujer rubia con y sin rosácea

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Aunque la rosácea es una enfermedad asociada normalmente a la piel, también existe la posibilidad de que afecte a los ojos, en cuyo caso se estará hablando de rosácea ocular. Este tipo de rosácea presenta muchas similitudes con la rosácea convencional y, aunque se trata de una enfermedad crónica, es importante acudir al médico para que la diagnostique y recomiende un tratamiento específico para prevenir y controlar los posibles brotes. 

¿Qué es la rosácea?

La rosácea es una enfermedad crónica inflamatoria que se manifiesta como un enrojecimiento de la zona afectada. En el caso de la piel, algunas de las zonas más comunes donde suele aparecer son la nariz y las mejillas, aunque también puede hacerlo en los codos, rodillas, o en cualquier otra parte del cuerpo.

En el caso de la rosácea ocular, ésta se puede presentar tanto en los párpados como en el propio ojo, donde se manifiesta con un enrojecimiento muy marcado de la esclerótica

Hay que tener en cuenta que, actualmente, los médicos no han sabido determinar con exactitud las causas que hacen que aparezca la rosácea, ya sea cutánea u ocular. No obstante, se piensa que puede estar vinculada con una reacción autoinmune del propio organismo, así como con la proliferación de determinados gérmenes en la zona afectada. Se cree que estas situaciones producen una dilatación de los vasos sanguíneos de la zona, así como una respuesta del sistema inmunológico del organismo, lo que causaría el picor y la hinchazón asociadas a los brotes de esta enfermedad. 

Además, también hay que tener en cuenta que determinados factores, como pueden ser la herencia genética o el estilo de vida, pueden determinar tanto su aparición como la virulencia con la que se presentan los brotes. A día de hoy, no existe un tratamiento definitivo para la rosácea, por lo que está considerada una enfermedad crónica. No obstante, sí que existen tratamientos que ayudan a controlar sus brotes y a reducir las molestias que provoca al paciente.

¿Qué es la rosácea ocular?

La rosácea ocular se presenta cuando la inflamación, el ardor y el picor propios de la rosácea cutánea afectan a alguna de la estructuras del globo ocular, como la esclerótica o los párpados.

La rosácea ocular a menudo se manifiesta en pacientes que ya tienen rosácea cutánea, aunque en otras ocasiones es el primer signo de que, más adelante, ese mismo paciente podría desarrollar rosácea en alguna otra parte de la piel.

La rosácea ocular afecta principalmente a adultos entre 30 y 50 años.

¿Cuáles son los síntomas de la rosácea ocular?

Los signos y síntomas de la rosácea ocular pueden aparecer antes que los síntomas de la rosácea de la piel, manifestarse al mismo tiempo, desarrollarse después o aparecer solos.

En un principio, la rosácea ocular se manifiesta como un enrojecimiento de la zona afectada. Después puede aparecer:

Mujer rubia con y sin rosácea

¿Qué causas provocan la rosácea ocular?

Como se ha comentado, no existe una causa determinada que sea la única que pueda explicar la aparición de la rosácea, ya sea cutánea u ocular. En este sentido, sí que suele ser común que exista una prevalencia en la misma familia, lo que hace pensar en componentes de tipo genético que podrían estar implicados en su aparición. 

No obstante, sí que se han descrito ciertos factores que pueden favorecer la aparición de los brotes más severos de rosácea ocular, por lo que son situaciones que se recomienda evitar:

  • Contacto con ambientes agresivos (radiación solar, viento, frío, calor extremos, etc.).
  • Actividades deportivas que requieran grandes esfuerzos.
  • Consumo de comidas picantes o muy sazonadas.
  • Consumo de alcohol.
  • Consumo de cafeína.
  • Situaciones de estrés o ansiedad prolongadas.

¿Cómo se diagnostica la rosácea en los ojos?

Si sospechas que padeces rosácea ocular, el primer paso es acudir a un oftalmólogo.

El profesional realizará el diagnóstico en función de:

  • Los síntomas que describa el paciente.
  • Su historia clínica.
  • Un examen ocular completo.
  • Un examen de la piel del rostro y de los párpados.

También puede resultar de interés para el médico que el paciente haya anotado los factores o situaciones que intervienen en la aparición de la rosácea ocular.

Aunque los síntomas clásicos son generalmente reconocibles por un oftalmólogo, a veces es necesario realizar algunas pruebas adicionales para estar seguros de que no se trata de otra enfermedad oftalmológica con síntomas parecidos.

¿Qué tratamientos existen para la rosácea ocular?

Aunque la rosácea ocular no tenga un tratamiento de curación definitivo, sí que existen ciertos tratamientos que ayudan a controlar y revertir los brotes más agudos. En este sentido, es importante acudir al oftalmólogo lo antes posible si se cree que se puede estar padeciendo ataques frecuentes de rosácea ocular para que lleve a cabo una evaluación del paciente. De este modo, el médico podrá prescribir el tratamiento más adecuado en cada caso. 

La mayoría de las veces, lo más habitual es que el tratamiento de la rosácea ocular esté basado en evitar las situaciones que actúan de desencadenantes de los brotes y, una vez que estos ya se han producido, en la aplicación de determinados medicamentos. Según el caso, el médico podrá prescribir el uso de lágrimas artificiales o colirios especiales para tratar la rosácea ocular (diferentes a los colirios de venta libre para ojos irritados, que pueden producir una reacción opuesta a la deseada), así como pomadas de aplicación cutánea o medicamentos de administración por vía oral. 

¿Qué cuidados y medidas preventivas usar para controlar la rosácea ocular?

Además del tratamiento médico, hay acciones preventivas que pueden ayudar a controlar los síntomas y minimizar las complicaciones de la rosácea ocular.

  • Higiene ocular. La limpieza de los párpados con productos específicos reduce la inflamación y alivia los síntomas, siendo un elemento clave en el control de la rosácea ocular.
  • Evitar los factores desencadenantes. Es fundamental evitar situaciones que agraven los síntomas, como los ambientes secos o la exposición a los agentes irritantes.
  • Protección solar. Usar gafas de sol con protección UV y aplicar protección solar en el área ocular son medidas necesarias si vas a exponerte al sol.
  • Consulta oftalmológica. El seguimiento médico regular permite ajustar el tratamiento según la evolución de los síntomas.
  • Lentes de contacto. Es necesario evitar el uso de lentes de contacto durante los brotes de rosácea ocular, especialmente si uno de los síntomas es la sequedad en los ojos.

Siguiendo estas pautas y manteniendo un seguimiento médico, se puede controlar la rosácea ocular de manera efectiva y reducir el riesgo de desarrollar otras afecciones oculares.

¿Cuáles son las posibles complicaciones de la rosácea ocular?

Cuando la rosácea ocular no se trata a tiempo o el paciente no recibe el tratamiento adecuado, es posible que derive en complicaciones más severas.

Alteraciones en la córnea

Una de las complicaciones más inmediatas de la rosácea en los ojos es la sequedad ocular que aparece por la evaporación acelerada de la película lagrimal. Esta sequedad puede afectar a la córnea, comprometiendo su función de barrera y predisponiéndola al desarrollo de erosiones o úlceras corneales.

Estas alteraciones son particularmente graves, ya que pueden llevar a una disminución significativa de la calidad de la visión.

Complicaciones visuales

Cuando la córnea se ve afectada por la rosácea ocular, es común que aparezcan otras complicaciones visuales como:

  • Visión borrosa.
  • Fotofobia o sensibilidad a la luz.
  • En casos severos, la percepción de halos alrededor de las fuentes de luz.

Blefaritis

Con bastante frecuencia, la rosácea ocular suele causar blefaritis, una inflamación de los párpados que puede dar lugar a complicaciones como el desvío de las pestañas hacia la superficie ocular.

Esta situación puede causar una irritación secundaria de la córnea, empeorar los síntomas ya existentes o derivar en complicaciones de mayor gravedad, como la pérdida de la visión.

Pérdida de la visión

En casos extremos y, particularmente, cuando no se recibe el tratamiento adecuado, las complicaciones de la rosácea ocular pueden llevar a una pérdida irreversible de la visión. Por esta razón, y para prevenir posibles complicaciones, es importante poner el énfasis en realizar un diagnóstico temprano y planear un tratamiento adecuado a cada caso.

¿Cuándo acudir al médico?

Será recomendable visitar a un especialista cuando se presenten síntomas como ojos secos, ardor o picor en los ojos, enrojecimiento o visión borrosa.

Cuando se diagnostica rosácea cutánea, el paciente debe consultar con el médico si puede ser necesario realizarse exámenes oftalmológicos periódicos para detectar la posible presencia de rosácea ocular.

¿La rosácea ocular es contagiosa?

La rosácea ocular no se contagia de persona a persona.

¿Puedo usar maquillaje si tengo rosácea ocular?

Si el paciente tiene los ojos inflamados, debe evitar maquillarse. Cuando pueda usar maquillaje, es recomendable usar productos no aceitosos (no comedogénicos) y que no contengan ninguna fragancia.

¿Cómo puedo diferenciar la rosácea ocular de la conjuntivitis?

Habitualmente, el paciente que presenta rosácea ocular puede percibir síntomas similares a los de la conjuntivitis, aunque también presenta otros signos que diferencian la rosácea ocular de esta inflamación de la conjuntiva, como la inflamación de los párpados.

Conclusiones clave

La rosácea ocular se presenta cuando la inflamación, el ardor y el picor propios de la rosácea cutánea afectan a alguna de las estructuras del globo ocular, como la esclerótica o los párpados.

Se cree que está provocada por factores genéticos y ciertas situaciones o circunstancias pueden favorecer la aparición de brotes.

* Existen algunos tratamientos que ayudan a controlar o revertir los brotes y medidas preventivas que están orientadas a evitarlos.

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Endoftalmitis: qué es, causas, síntomas y tratamiento

Oftalmóloga y paciente durante una revisión

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La endoftalmitis consiste en una infección ubicada en el interior del globo ocular. Se trata de un problema que requiere atención oftalmológica urgente. Por esta razón, es importante acudir al médico si se tienen síntomas o si se sospecha de que se pudiera estar ante un caso de estas características. 

¿Qué es la endoftalmitis?

La endoftalmitis es una infección que se produce en el interior del ojo y que puede afectar tanto a los tejidos internos como al humor vítreo y al humor acuoso que rellenan el interior del globo ocular. Puede estar causada por bacterias o por hongos y, si no se trata a tiempo, puede llegar a suponer la pérdida de la visión en el ojo afectado, por lo que es indispensable recibir atención médica urgente.

¿Cuáles son las causas de la endoftalmitis?

Las causas de la endoftalmitis están siempre vinculadas a la infección de un agente patógeno en el interior del ojo. 

Este agente patógeno puede ser una bacteria, un hongo o un protozoo. Los virus también pueden causar infecciones en el ojo, pero éstas no suelen clasificarse como endoftalmitis.

  • En Europa y Norteamérica, las bacterias más comunes que causan endoftaltimis endógena son el Staphylococcus aureus y el Streptococcus pneumoniae.
  • La Candida albicans causa la mayoría de las infecciones fúngicas.

También existen causas no infecciosas de la endoftalmitis, que incluyen:

  • Toxinas.
  • Reacciones alérgicas.
  • Retención de cuerpos extraños dentro del ojo.

¿Qué tipos de endoftalmitis existen?

Existen dos tipos de endoftalmitis y se clasifican en función de forma en que el agente patógeno en cuestión llega a infectar el ojo.

Endoftalmitis exógena

Se produce cuando la vía de infección es directamente desde el exterior al interior del ojo. Se puede producir por diversas causas:

  • Un traumatismo. 
  • Una operación.
  • Una inyección intraocular.

En este caso, el agente infeccioso se introduce en el interior del ojo aprovechando las lesiones presentes y, una vez en el interior, infecta los tejidos o el humor vítreo, desencadenando la endoftalmitis.

Según su presentación clínica, la endoftalmitis exógena puede ser:

  • Endoftalmitis aguda. Los síntomas se presentan durante las primeras seis semanas después de la cirugía o de la lesión ocular. La sintomatología es intensa.
  • Endoftalmitis crónica. Los síntomas tardan en aparecer meses o años después de la cirugía o de la lesión y son insidiosos.

Endoftalmitis endógena

Se produce cuando la vía de infección es desde el interior del organismo. Es decir, el agente infeccioso llega al interior del globo ocular a través de la circulación sanguínea. Este tipo de endoftalmitis es menos común que la exógena, y más complicada de diagnosticar, debido a que no existe lesión o intervención previa que pueda hacer sospechar de una infección de estas características en el interior del ojo. 

La infección sanguínea tiene muchas posibles causas, como:

  • Tratamiento odontológico.
  • Uso de drogas por vía intravenosa.
  • Abscesos (acumulaciones de pus).
  • Úlceras cutáneas.
  • Infecciones, como neumonías o sepsis.
  • Infecciones del tracto urinario.
  • Cirugía en cualquier parte del organismo.

¿Cuáles son los síntomas de la endoftalmitis?

La endoftalmitis bacteriana suele manifestarse con síntomas severos y de aparición repentina. Sin embargo, las infecciones fúngicas suelen tener un inicio más sutil y una gravedad progresiva e, incluso, no presentar síntomas.

Los síntomas más comunes que experimentan los pacientes que sufren endoftalmitis son los siguientes:

  • Dolor ocular intenso. Este síntoma se manifiesta, sobre todo, cuando la endoftalmitis después de una lesión, una intervención quirúrgica o una inyección ocular.
  • Enrojecimiento de los ojos.
  • Sensibilidad extrema a la luz. 
  • Secreción purulenta en el ojo que puede ser blanquecina o amarillenta. 
  • Párpados inflamados y con apariencia de caídos. 
  • Problemas de visión, que se presenta como borrosa, disminuida o, incluso, nula. 

¿Cómo se realiza su diagnóstico?

El diagnóstico de la endoftalmitis suele ser clínico, es decir que el especialista se basa en los signos y síntomas que presenta el paciente.

Además, el oftalmólogo tendrá en cuenta si el paciente se ha realizado recientemente una operación o está en tratamiento con inyecciones intraoculares, ya que éstas suelen ser las vías más comunes de una posible infección en el interior del ojo.

El diagnóstico también se realizará en función de algunas pruebas como:

  • Exploración ocular completa. En la mayor parte de los casos de endoftalmitis, en esta exploración se observa hipopion o células inflamatorias en la cámara anterior del ojo.
  • Punción vítrea. Esta prueba consiste en tomar una muestra del líquido del interior del globo ocular y analizarlo posteriormente en el laboratorio. De esta forma, se podrá saber con certeza si existe o no una infección en el interior del ojo y la naturaleza de la misma.
  • Cultivos de sangre y orina.

¿Qué tratamientos existen para la endoftalmitis?

El tratamiento de la endoftalmitis debe ser inmediato para conservar la visión y proteger la salud ocular del paciente. Un retraso de incluso unas pocas horas puede provocar una pérdida de visión irreversible en casos extremos.

La elección del tratamiento dependerá del tipo de endoftalmitis que se padezca. Según el caso, se aplicarán:

  • Antibióticos. La elección del antibiótico puede ajustarse dependiendo de cuál sea el microorganismo causante de la endoftalmitis. Los antibióticos pueden inyectarse en el ojo, administrarse por vía intravenosa o ambas cosas. Hay que tener en cuenta que la eficacia del tratamiento antibiótico es mayor en las primeras fases, cuando las bacterias están registrando un crecimiento exponencial.
  • Antifúngicos.

Estos tratamientos se pueden completar con corticoesteroides por vía oral o por vía intraocular para reducir la inflamación causada por la infección.

En el caso de infecciones más graves puede realizarse una vitrectomía.

¿Cuáles son las posibles complicaciones de la endoftalmitis?

La endoftalmitis puede provocar ceguera si no se trata rápidamente y es que, incluso con un tratamiento oportuno y adecuado, el pronóstico para la visión suele ser desfavorable.

En general, el pronóstico visual de un paciente con endoftalmitis dependerá de:

  • El tipo de agente que haya provocado la infección.
  • La causa que haya provocado la infección.
  • El estado anterior de la salud visual del paciente.
  • La agudeza visual que presente el paciente en el momento del diagnóstico.
  • La edad del paciente.

Con el avance de las nuevas tecnologías y el perfeccionamiento de los agentes antimicrobianos, el pronóstico de esta enfermedad es cada vez más esperanzador y se puede conseguir una mejora visual de hasta el 50% respecto a la que se tenía previamente.

Aun así, sigue siendo clave realizar un diagnóstico clínico precoz para actuar de inmediato y conseguir la resolución de la infección con el menor daño intraocular posible.

¿Se puede prevenir?

Para prevenir la endoftalmitis es muy importante tener en cuenta dos elementos:

  • Por un lado, es indispensable protegerse correctamente los ojos con gafas adaptadas a la actividad que se esté realizando en cada momento siempre que ésta pueda suponer un riesgo (trabajos con maquinaria o en entornos peligrosos, deportes de contacto, etc.). Esto permitirá proteger los ojos de posibles lesiones y, al mismo tiempo, de una posible endoftalmitis derivada del traumatismo. 
  • Por otro lado, también es indispensable que después de una operación o de una inyección intraocular se sigan todas las normas y recomendaciones establecidas por el médico. Esto permitirá que el postoperatorio se lleve a cabo de la forma más correcta posible, lo que servirá para minimizar la posibilidad de una infección a consecuencia de la intervención.

¿La endoftalmitis es contagiosa?

Aunque la endoftalmitis suele estar provocada por algún agente infeccioso, no se transmite de persona a persona.

¿Es frecuente la endoftalmitis?

La endoftalmitis es una patología poco frecuente.

¿Es frecuente la endoftalmitis después de una cirugía de cataratas?

En la cirugía actual de cataratas con facoemulsificación, la incidencia de la endoftalmitis, según los diferentes estudios retrospectivos, está entre el 0,015 y el 0,5%.

Conclusiones clave

La endoftalmitis es una infección intraocular que afecta a los tejidos internos o al humor vítreo o el humor acuoso.

La infección puede estar causada por bacterias, hongos o protozoos que llegan al interior del globo ocular, bien por un proceso externo (cirugía, traumatismo o inyección) o bien por un proceso interno, cuando la infección llega al ojo por vía sanguínea procedente de otra parte del cuerpo.
Si no se diagnostica y se trata a tiempo puede provocar ceguera.

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Visión binocular: qué es la visión en la que intervienen los dos ojos

Aparato para medición de la graduación

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La visión binocular, la visión en la que intervienen los dos ojos también conocida como visión estereoscópica, es la capacidad que tiene el ser humano de integrar las dos imágenes que recibe de los ojos en una. Es decir, cada ojo recibe una información distinta sobre un objeto. Estas imágenes viajan hasta el cerebro a través de los impulsos nerviosos y allí se fusionan y se interpretan de manera que se genera una imagen completa, en tres dimensiones, con relieve y con profundidad.  

El adecuado funcionamiento de este proceso depende de la anatomía del aparato visual, del sistema motor que coordina el movimiento de los ojos y del sistema sensorial a través del cual la información llega al cerebro. Sin embargo, la presencia de determinadas anomalías en alguno de estos tres sistemas puede afectar a la visión binocular o, incluso, imposibilitarla. 

¿Qué es la visión en la que intervienen los dos ojos?

La visión binocular, a menos que exista alguna afectación o alteración, es innata en el ser humano. Para que se produzca deben cumplirse varios requisitos:

  • Los ojos han de estar centrados, es decir, ambos ojos han de mirar hacia el mismo objeto para poder extraer información independiente que luego se convertirá en una. El centro del campo visual de un ojo tiene que coincidir con el del otro y también tiene que existir coordinación entre ambos. Si esto no ocurre, se tiene estrabismo.
  • El cerebro tiene que haber aprendido a ver con ambos ojos o, de lo contrario, no puede extraer esa doble información para formar una sola imagen en tres dimensiones. 
  • Ambos ojos han de tener una buena visión: sin la visión de un ojo, no existe visión binocular. En cambio, una visión reducida de uno o ambos ojos merma esta capacidad, aunque no la imposibilita.  

Para que se produzca la visión binocular, el cerebro debe conservar tres funciones:

  • Percepción macular. Es la capacidad del cerebro para reconocer las imágenes de ambos ojos a través de la mácula, la parte de la retina que es responsable de que la visión sea nítida.
    • Fusión. Es la función del cerebro que se encarga de fusionar las imágenes que proceden de ambos ojos y crear una sola imagen.
    • Fusión motora. Es la alineación física de los ojos por la que ambos apuntan a la misma dirección.
  • Fusión sensorial. Es la fusión cerebral de las dos imágenes alineadas.
  • Estereopsis. Es la capacidad del cerebro para percibir la profundidad procesando las ligeras diferencias que existen entre las imágenes de un ojo y las del otro.

¿Cuáles son las alteraciones más habituales de la visión binocular?

Como hemos dicho con anterioridad, la visión en la que intervienen los dos ojos puede verse afectada si existen anomalías en el sistema visual, lo cual puede dar lugar a las siguientes alteraciones binoculares: 

  • Insuficiencia de convergencia. Provoca que no pueda mantenerse una buena convergencia durante la lectura debido a una anomalía sensorial y neuromuscular. 
  • Exceso de convergencia. Supone una sobrecarga muscular cuando se realizan tareas “de cerca”, y se debe a una hiperactuación de los músculos rectos internos oculares. 
  • Insuficiencia de divergencia. Similar a la insuficiencia de convergencia , con la diferencia de que afecta a la visión lejana y, en algunos casos, el ojo se puede desviar hacia dentro.  
  • Exceso de divergencia. Similar al exceso de convergencia, aunque en este caso afecta a la visión lejana y, en ocasiones, el ojo se puede desviar hacia fuera. 
  • Exoforia o endoforia básica. Afecta a todas las distancias. 

Aparato para medición de la graduación

¿Cómo es el  estrabismo en el caso de los niños?

El estrabismo infantil es un defecto visual en el que cada ojo mira hacia una dirección diferente, es decir, se pierde el paralelismo de los ojos, lo cual es necesario para que se produzca la visión binocular. Hay diferentes tipos de estrabismo, pero cualquiera de ellos impide que ambos ojos enfoquen hacia un mismo objeto para obtener la información que el cerebro necesita para formar una imagen tridimensional. 

La corrección óptica con gafas, o, en algunos casos, mediante un tratamiento quirúrgico, son opciones para corregir este defecto que puede dar lugar a complicaciones, como el ojo vago o la diplopía (visión doble), además de no conseguir la visión en la que intervienen los dos ojos que es  necesaria para relacionarse con el entorno y los objetos que lo componen.

Estrabismo acomodativo

¿Qué síntomas provocan los trastornos de la visión binocular?

La visión binocular es necesaria para desarrollar muchas actividades que parece que, en un principio, no están relacionadas con los ojos. Los trastornos de la visión binocular pueden alterar e interferir en la puesta en marcha de estas actividades y sus síntomas van desde leves molestias a problemas que afectan a la vida diaria del paciente.

Síntomas relacionados con el dolor

Cuando se producen alteraciones de la visión binocular, el sistema visual y el cerebro tienen que trabajar más para adaptarse y compensar el problema. Este esfuerzo adicional puede provocar:

Síntomas visuales

Síntomas sensoriales no visuales

  • Problemas de equilibrio.
  • Problemas de coordinación (sobre todo entre manos y ojos).
  • Desorientación.
  • Mareos o aturdimiento.
  • Caídas.
  • Náuseas o vómitos.
  • Dificultad para caminar en línea recta o choques frecuentes con objetos como muebles o puertas.
  • Vértigo (sensación de dar vueltas, incluso estando quieto).

Síntomas psicológicos

Estos síntomas se manifiestan en dificultades para enfrentarse a determinadas situaciones o entornos.

  • Evitar las multitudes porque provocan una sobrecarga sensorial o porque hacen que el paciente se sienta abrumado, ansioso o asustado.
  • Dificultad para ver y estar en entornos muy iluminados o con colores vivos, como supermercados, centros comerciales, tiendas…
  • Miedo extremo a entornos públicos o lugares grandes/abiertos (agorafobia).
  • Sentir ansiedad o miedo ante actividades como conducir, practicar ciertos deportes…
  • Dificultad para mantener el contacto visual con otras personas.

¿Qué causa los trastornos de la visión binocular?

Las alteraciones de la visión binocular pueden tener muchas causas distintas, desde problemas neurológicos hasta lesiones traumáticas, trastornos oculares y condiciones como el estrabismo o el ojo vago. Un diagnóstico precoz de estos trastornos sería una ayuda muy importante para establecer el tratamiento más adecuado en cada caso.

Problemas refractivos

Problemas oculares

Se refieren a la forma en la que los ojos se mueven o trabajan juntos, como el estrabismo y el ojo vago.

Problemas neurológicos

Son alteraciones del sistema nervioso que pueden afectar a la forma en que determinados nervios controlan los músculos específicos del movimiento ocular o al funcionamiento de la retina y los nervios ópticos.

También puede tratarse de problemas del cerebro para procesar correctamente la información visual.

Las enfermedades que pueden provocar estos problemas son muy variadas. Algunos ejemplos son:

  • Afecciones específicas del cerebro, como migrañas o accidentes cerebrovasculares.
  • Afecciones específicas de los nervios, como la parálisis del sexto nervio.
  • Afecciones neurodivergentes, como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).

Disfunción multifactorial de la visión binocular

Algunas enfermedades no encajan perfectamente en uno de los tipos anteriores. Por el contrario, pueden causar múltiples problemas de distintos tipos.

  • Contusiones cerebrales o traumatismos craneoencefálicos (TCE). Las personas con traumatismos craneoencefálicos pueden tener problemas con la alineación de los ojos y con la forma en que el cerebro procesa la información visual.
  • Migrañas vestibulares que pueden afectar a la visión, el equilibrio y la función cerebral a la vez.

Las personas también pueden tener múltiples afecciones que contribuyen a provocar alteraciones de la visión binocular, por ejemplo, tener ambliopía de nacimiento y sufrir un derrame cerebral de adulto.

¿Cómo se diagnostican los trastornos de la visión binocular?

Para poder obtener un diagnóstico precoz, lo mejor es acudir a la consulta del oftalmólogo en el momento en el que se tengan sospechas de padecer un trastorno de la visión binocular. El especialista realizará una serie de pruebas para poder valorar y determinar la capacidad que tienen los ojos de trabajar juntos:

¿Cuál es el tratamiento de los trastornos de la visión binocular?

El tratamiento de los trastornos de la visión binocular dependerá de la causa subyacente y puede incluir:

  • Correcciones ópticas (gafas o lentes de contacto).
  • Terapia visual. Incluye diferentes ejercicios visuales enfocados a reforzar y adaptar los músculos oculares encargados de la visión binocular y así impulsar a ambos ojos a que trabajen juntos.
  • Parches.
  • Inyecciones de toxina botulínica (bótox). Se trata de un medicamentos que bloquea las señales nerviosas de los músculos que controlan el movimiento de los ojos. Puede ser útil si los músculos tiran con más fuerza en una dirección que en otra.
  • Cirugía.
  • En algunos casos, una combinación de estos enfoques.

¿Cuándo debo consultar a un optometrista u oftalmólogo?

La mayoría de los problemas que pueden causar trastornos de la visión binocular pueden ser desagradables o molestos, pero no son peligrosos. Los accidentes cerebrovasculares y los accidentes isquémicos transitorios (AIT) son la excepción y deben ser tratados como urgencias médicas potencialmente mortales.

El paciente debe acudir a un especialista en cuanto empiece a percibir los síntomas de las alteraciones de la visión binocular, ya que un diagnóstico y un tratamiento temprano pueden contribuir a evitar problemas visuales futuros.

Conclusiones clave

La visión binocular es la capacidad de utilizar ambos ojos de manera coordinada y simultánea para percibir una sola imagen tridimensional del entorno.

Puede verse afectada por diferentes problemas que tienen, desde causas neurológicas a una desalineación física de los ojos o de los músculos oculares.
Estas alteraciones provocan una amplia gama de síntomas que pueden afectar a la vida cotidiana del paciente.

* El tratamiento de las alteraciones de la visión binocular va desde el uso de correcciones ópticas, a la terapia visual o la cirugía.

Fuentes



 

Xeroftalmia: causas, síntomas y tratamiento

Mujer trabajando delante de un ordenador se frota un ojo

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La xeroftalmia o queratoconjuntivitis seca es un problema de los ojos que implica que la lágrima es insuficiente o de mala calidad, lo que provoca una sequedad extrema en la conjuntiva y en la córnea. La xeroftalmia puede estar provocada por una carencia de vitamina A.

¿Quieres saber qué repercusiones sobre la visión tiene la xeroftalmia? En este artículo te lo contamos todo.

¿Qué es la xeroftalmia?

La xeroftalmia es una enfermedad ocular que generalmente se asocia a un carencia de vitamina A y se produce cuando la cantidad o la calidad de lágrima es insuficiente. Esto provoca sequedad en la conjuntiva, la membrana que recubre los párpados y cubre la parte blanca del ojo.

Cuando la enfermedad avanza, puede ocasionar lesiones graves en la superficie ocular y en la córnea, llegando a afectar a la visión e, incluso, provocar ceguera.

¿Qué tipos de xeroftalmia existen?

Existen dos tipos de xeroftalmia, aunque algunos pacientes tienen componentes de ambos tipos:

  • Xeroftalmia por deficiencia de lágrima. En estos casos, las glándulas lagrimales no producen lágrima suficiente para cubrir la conjuntiva y la córnea.
  • Xeroftalmia evaporativa. En estos casos, existe una anomalía en la composición de la lágrima, lo que provoca su rápida evaporación. Aunque las glándulas lagrimales produzcan una cantidad suficiente de lágrima, el grado de evaporación es tan alto que toda la superficie del ojo no está bien lubricada con una capa completa de lágrima, en especial, durante ciertas actividades o en determinados ambientes.

¿Cuáles son las causas de la xeroftalmia?

Las causas de la xeroftalmia pueden ser diversas.

Carencia de vitamina A

El origen clásico de la xeroftalmia se corresponde con la falta de vitamina A y está muy ligado a la desnutrición y a los países en desarrollo, donde también puede afectar a niños. En nuestro medio la vemos en trastornos de la alimentación, dietas no saludables y en enfermedades que cursan con malabsorción.

La vitamina A es un nutriente esencial para el funcionamiento de los ojos y su déficit puede causar sequedad corneal, entre otros problemas oculares.

La carencia de vitamina A puede estar provocada por:

  • Ingestión inadecuada de esta vitamina. Esto ocurre, por ejemplo, en pacientes con malnutrición severa o en muchos casos de pacientes con alcoholismo crónico.
  • Alteraciones del tubo digestivo.
  • Cirugías que provocan una malabsorción (cirugía del duodeno, cirugía bariátrica…).
  • Anorexia nerviosa y bulimia.
  • Presencia de parásitos intestinales o gastroenteritis.

Menopausia

En las mujeres existe otro factor de riesgo a partir de la perimenopausia. En este momento, se produce una bajada de los niveles de las hormonas que mantienen el trofismo de todas las mucosas y pueden agravarse los síntomas y las complicaciones relacionadas con el ojo seco.

Enfermedades autoinmunes

La xeroftalmia es más frecuente en paciente que sufren alguna de estas enfermedades autoinmunes.

  • Artritis reumatoide.
  • Lupus eritematoso sistémico.
  • Alternaciones autoinmunes de la tiroides.
  • Otras enfermedades inmunológicas que se asocian con el síndrome de Sjögren.

Ciertos medicamentos

Algunos medicamentos pueden afectar a la producción de lágrima y a que ésta no tenga la calidad adecuada:

  • Diuréticos.
  • Anticolinérgicos.
  • Antidepresivos.
  • Antipsicóticos.
  • Betabloqueantes.
  • Antihistamínicos.
  • Descongestionantes.
  • Agonistas adrenérgicos (ciertos antihipertensivos).
  • Inyecciones de toxina botulínica.

Otras causas

  • Lagoftalmos nocturno. La sequedad también puede ser debida a que los ojos están parcialmente abiertos durante ciertos periodos de tiempo por la noche.
  • Parkinson. En algunos pacientes, la enfermedad de Parkinson puede provocar una tasa insuficiente de parpadeo que deriva en ojo seco.
  • Quemaduras químicas.

¿Cuáles son los síntomas más comunes?

Los síntomas habituales que denotan que existe un problema de sequedad en el ojo son los siguientes: 

  • Picor o quemazón en el ojo. 
  • Sensación de tener arena o un cuerpo extraño en el ojo. 
  • Enrojecimiento del ojo
  • Sensación de tirantez o sequedad ocular. 
  • Sensación de presión detrás del ojo. 
  • Molestia o sensibilidad a la luz brillante o a los ambientes muy luminosos. 

¿Cuáles son los tratamientos más habituales?

Los tratamientos habituales para tratar la xeroftalmia son los siguientes: 

  • Lágrimas artificiales: Las lágrimas artificiales se aplican directamente sobre la superficie del ojo por vía oftálmica. Se trata de un medicamento que imita la composición de la lágrima natural y que permite complementar a esta cuando es insuficiente. De esta manera, se consigue corregir el déficit de calidad o cantidad de lágrima. 
  • Colirios específicos: En el caso de que la xeroftalmia esté asociada a una enfermedad de otro tipo, es posible que el tratamiento se complemente con el uso de colirios que constituyan medicamentos más específicos. Por ejemplo, esto suele suceder en el caso de que la xeroftalmia esté vinculada a enfermedades de tipo reumatoide, en cuyo caso es habitual el uso de colirios de ciclosporina. 
  • Obstrucción del punto lagrimal. Otro de los tratamientos que se pueden usar para tratar la xeroftalmia es la obstrucción del punto lagrimal. Esto se hace mediante la colocación de un pequeño parche que, al evitar que la lágrima evacúe del ojo, consigue que permanezca más tiempo en su superficie. 

¿Qué es bueno para la sequedad de los ojos?

Más allá de los problemas de xeroftalmia, hay que tener en cuenta que el ojo seco es uno de los problemas oculares más habituales. En este sentido, es importante preservar una serie de hábitos que nos ayudan a lubricar e hidratar correctamente el ojo en todo momento. 

Por un lado, es muy importante parpadear lo suficiente. Lo más recomendable sería hacerlo cada 10 segundos por lo menos. Es especialmente importante recordar esto cuando se están utilizando pantallas, ya que la frecuencia del parpadeo desciende con su utilización y esto implica mayor sequedad ocular. Además, también es muy importante descansar con frecuencia cuando se están utilizando todo tipo de pantallas. 

Asimismo, también es muy importante proteger correctamente los ojos, sobre todo en los ambientes más agresivos. Hay que utilizar gafas de sol en exteriores y evitar lugares donde la calidad del aire no sea la adecuada (presencia de  polvo, polen, humo, calefacción, aire acondicionado, etc.).

Finalmente, hay que recordar que el uso de lágrimas artificiales está recomendado en todos los casos en los que se presenten molestias oculares a causa de falta de lubricación. Por ello, es muy recomendable tenerlas siempre a mano y hacer uso de las mismas ante los primeros síntomas de sequedad ocular.

Fuentes

MSD Manuals – Xeroftalmia



 

Uveítis posterior: qué es y cuál es su diagnóstico y tratamiento

Hombre con ojos azules durante exploración oftalmológica

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Lo que se conoce como uveítis posterior es, en realidad, una inflamación de la úvea, que es la capa intermedia de tejido que se encuentra entre la esclerótica y la retina y que suministra la mayor parte del flujo sanguíneo a esta última. Se denomina posterior para diferenciarla de otros tipos de uveítis, ya que, en este caso, la inflamación afecta a las estructuras del fondo de ojo. 

Aunque en un buen número de casos la uveítis posterior está causada por una infección, a veces no es tan fácil determinar el origen de este problema visual.

¿Qué es la uveítis?

Uveítis es un término general que hace referencia a la inflamación de la parte del ojo conocida como úvea. La úvea es una capa relativamente gruesa y resistente de tejido fibroso que envuelve y protege el globo ocular y que consta de tres partes: el iris, el cuerpo ciliar y la coroides.

La úvea contiene muchos vasos sanguíneos y nutre a otras estructuras oculares. Por eso, su inflamación puede afectar a la córnea, a la retina, a la esclera y a otras partes vitales del ojo.

La uveítis es responsable de uno de cada 10 casos de ceguera y es una enfermedad compleja de manejar, ya que puede tener causas sistémicas que hay que investigar para determinar qué tratamiento es el más adecuado en cada caso.

¿Qué es la uveítis posterior?

Hablamos de uveítis posterior cuando la inflamación afecta a las estructuras del fondo de ojo:

  • Coroides. En este caso, hablamos de coroiditis.
  • Retina. En este caso, hablamos de retinitis.
  • Coroides y retina. En este caso, hablamos de coriorretinitis.
  • Retina y nervio óptico. En este caso, hablamos de neurorretinitis.

La inflamación de los vasos centrales de la retina (vasculitis retiniana), también se considera una forma de uveítis posterior.

Los casos de uveítis posterior representan el 15% del total de las uveítis y es uno de los tipos de uveítis más asociado a la pérdida de visión.

Tipos de uveítis

Según su localización anatómica

Uveítis anterior

  • Se produce cuando la inflamación se localiza en la cámara anterior del globo ocular.
  • A menudo se denomina iritis, debido a que sólo suele afectar al iris.
  • Se llama iridociclitis si afecta al iris y al cuerpo ciliar.
  • Sus síntomas más habituales son:
  • Es la más frecuente, ya que representa el 80% de los casos de uveítis.
  • Es más común en personas jóvenes y de mediana edad.

Uveítis intermedia

  • Se produce cuando la inflamación se localiza en la retina y el vítreo periférico.
  • Se llama pars planitis cuando afecta específicamente a la pars plana, una parte del cuerpo ciliar.
  • Eta uveítis generalmente es indolora, pero va acompañada de una disminución de la agudeza visual y de una percepción de pequeños puntos negros flotantes (miodesopsias).

Uveítis posterior

Como hemos dicho, se produce cuando la inflamación se localiza en las estructuras del fondo del ojo (coroides, retina o ambas).

Panuveítis o uveítis difusa

  • Aparece cuando están afectadas todas las estructuras del ojo.
  • Es la forma más grave de uveítis.
  • Suele estar relacionada con la presencia de una enfermedad sistémica.

Según su aparición

Uveítis repentina

Se presenta de forma inesperada e imprevista y presenta síntomas desde un primer momento.

Uveítis insidiosa

La uveítis comienza lentamente, sin síntomas evidentes en un principio, pero puede tener consecuencias graves.

Según su duración

Uveítis limitada

Cuando el episodio de uveítis tiene una duración inferior a 3 meses.

Uveítis persistente

Cuando la uveítis dura más de 3 meses.

Según su evolución

Uveítis aguda

Son episodios de uveítis que están caracterizados por un inicio súbito y una duración limitada.

Uveítis recurrente

Se produce una uveítis recurrente cuando aparecen episodios repetidos separados por periodos de inactividad sin tratamiento que duran menos de 3 meses.

Uveítis crónica

Las uveítis crónicas son aquellas con un inicio insidioso y que son persistentes. En estas uveítis la inflamación se reactiva de forma precoz (antes de 3 meses) al retirar el tratamiento.

¿Cuáles son las causas de la uveítis posterior?

Las causas de la uveítis posterior son numerosas y de diversa gravedad, aunque alrededor del 50% de los casos se consideran idiopáticos, es decir que están derivados de procesos propios del ojo y los resultados de la exploración del paciente a nivel sistémico son negativos.

Causas infecciosas

Incluye las infecciones bacterianas, fúngicas, parasitarias y víricas.

Las causas más comunes en estos casos son:

  • Toxoplasmosis. Consiste en la infección por un parásito llamado toxoplasma gondii que se enquista en la retina, desde donde puede reactivarse y producir un foco de retinitis.
  • Infección por virus del herpes. Cuando afecta a la retina produce un cuadro muy grave conocido como síndrome de necrosis retiniana aguda.
  • Sífilis.
  • Tuberculosis.
  • Rubeola.
  • Sarampión.
  • Infecciones por arbovirus, como el Dengue, el virus del Nilo Occidental y el Chikungunya.

A menudo, los virus pueden pueden permanecer latentes en el organismo y provocar complicaciones graves y pérdida de visión con el tiempo.

Causas no infecciosas

  • Enfermedades autoinmunes como:
    • Lupus eritematoso sistémico.
    • Artritis reumatoide.
    • Espondilitis anquilosante.
    • Sarcoidosis.
    • Poliartritis nodosa.
    • Enfermedad de Birdshot.
    • Enfermedad de Behcet.
    • Psoriasis.
    • Enfermedad de Kawasaki.
  • Alergias.
  • Neoplasias malignas.
  • Traumatismos.
  • Complicaciones de una cirugía ocular.

¿Cuáles son los síntomas de la uveítis posterior?

Como en todas las anomalías visuales, es importante identificar los principales síntomas de la uveítis posterior para que sean tratados de forma precisa, evitando al mismo tiempo posibles complicaciones más graves.

De hecho, uno de los problemas de la uveítis posterior es que, en muchos casos, se trata de una enfermedad asintomática durante sus primeros estadios. Debido a esto, es importante acudir al oftalmólogo con frecuencia, puesto que, mediante el uso de herramientas de diagnóstico avanzadas, podrá ver el interior del ojo del paciente y determinar si puede estar ante un caso de uveítis.

La uveítis posterior no provoca un dolor regular ni frecuente, pero sí que suele estar asociada a algunos síntomas que el paciente puede identificar con facilidad:

  • Las moscas volantes, también llamadas miodesopsias, son un síntoma claro de la infección que provoca la uveítis posterior. No obstante, no aparecen siempre en todos los pacientes ni lo hacen de la misma manera, aunque son un síntoma recurrente en estos casos.
  • También puede desarrollar escotomas, que son pequeñas áreas del campo visual donde la visión es menos sensible o está incluso ausente.
  • Visión borrosa.
  • Disminución de la agudeza visual, especialmente para apreciar aquellos objetos que se encuentran a distancia media.

¿Cómo se realiza el diagnóstico de la uveítis posterior?

El oftalmólogo es la única persona con facultad para realizar un diagnóstico de la uveítis posterior. Para ello, debe realizar una exploración del paciente que incluya:

Lo más habitual es que en este examen se aprecien signos clínicos como:

  • Vasos sanguíneos del ojo inflamados.
  • Humor vítreo que presenta cierta turbidez en los alrededores del foco inflamatorio.
  • Superficie retiniana llena de manchas amarillas y blancas.
  • Edema de papila.

A veces, también son necesarias algunas pruebas complementarias como:

Tan pronto como se haya diagnosticado la uveítis posterior, se deberá realizar un examen etiológico para conocer la causa de la inflamación.

Debido a que la uveítis posterior tendrá un tratamiento diferente según el origen que cause el problema, el diagnóstico acertado es una fase crucial previa al tratamiento.

¿Cuáles son los posibles tratamientos para la uveítis posterior?

No tratar a tiempo una uveítis posterior podría generar otros problemas visuales más graves, como, por ejemplo:

Los tratamientos de esta enfermedad se centran básicamente en atacar el origen de la infección que ha dado lugar a la uveítis posterior. De ahí la importancia de un examen etiológico oportuno y acertado.

Por ejemplo, en el caso de que el origen de la infección sea bacteriano, se suelen recomendar antibióticos y, en el caso de que haya hinchazón, algún antiinflamatorio. Este tratamiento puede ir acompañado de corticoides, gotas oftálmicas que dilatan la pupila para aliviar el dolor y, en algunos casos, el uso de gafas de sol que protejan la zona ocular mientras dure el tratamiento.

En cualquier caso, el tratamiento deberá ser siempre prescrito por un oftalmólogo, y el paciente nunca deberá automedicarse ni autodiagnosticarse. 

¿Qué factores de riesgo pueden contribuir a su aparición?

Aunque cualquier persona tiene riesgo de poder padecer uveítis posterior, existen algunos patrones que suelen darse en muchos de los pacientes diagnosticados, lo que hace que las personas que estén dentro de los siguientes grupos tengan mayor probabilidad de llegar a padecer uveítis en alguna de sus formas. 

  • Personas con familiares que hayan padecido uveítis. Se cree que existe un factor genético que hace que determinadas personas tengan mayor facilidad que otras a la hora de presentar uveítis, ya que suele ser una enfermedad habitual dentro de las mismas familias. 
  • Personas que están en contacto con animales. Tanto si se trata de animales salvajes como domésticos. Los animales pueden ser focos de transmisión de algunas enfermedades infecciosas (por ejemplo, la toxoplasmosis). Debido a esto, las personas que están en contacto con animales deberán extremar las precauciones y la higiene después del contacto con los mismos. 
  • Personas con un sistema inmunológico deprimido.  Las personas de edad avanzada o los pacientes con VIH u otras enfermedades que puedan deprimir el sistema inmunitario son más sensibles a cualquier tipo de infección, lo que puede favorecer la aparición de una uveítis posterior. 

Pertenecer a alguno o varios de estos grupos no implica, en ningún caso, que se tenga o se vaya a tener un problema de uveítis. Sin embargo, sí que es importante que estas personas se realicen revisiones oftalmológicas de forma regular o siguiendo las indicaciones de su médico de cabecera, ya que, en el caso de que se llegase a producir un posible caso de uveítis, será la mejor forma de diagnosticarla de forma temprana.

¿Con qué frecuencia aparece la uveítis posterior?

En la uveítis posterior la inflamación puede llegar a ser recurrente o crónica. Si es el caso, la uveítis posterior puede llegar a durar meses e, incluso, años y provocar daños permanentes en la visión si no se está tratando ni controlando.

¿La uveítis posterior es contagiosa?

La uveítis no es una infección, sino una respuesta inflamatoria a un factor primario, por lo que no es contagiosa.

Conclusiones clave

La uveítis es la inflamación de la úvea y, según su  localización, puede ser anterior, intermedia, posterior o panuveítis.

La mayoría de los casos son idiopáticos, pero las causas conocidas incluyen infecciones, traumatismos y enfermedades autoinmunes.
* El tratamiento a menudo incluye corticosteroides tópicos y un agente cicloplégico-midriático, junto con el abordaje de cualquier causa específica.

Fuentes



 

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