Lo que se conoce como uveítis posterior es, en realidad, una inflamación de la úvea, que es la capa intermedia de tejido que se encuentra entre la esclerótica y la retina y que suministra la mayor parte del flujo sanguíneo a esta última. Se denomina posterior para diferenciarla de otros tipos de uveítis, ya que, en este caso, la inflamación afecta a las estructuras del fondo de ojo.
Aunque en un buen número de casos la uveítis posterior está causada por una infección, a veces no es tan fácil determinar el origen de este problema visual.
Índice
¿Qué es la uveítis?
Uveítis es un término general que hace referencia a la inflamación de la parte del ojo conocida como úvea. La úvea es una capa relativamente gruesa y resistente de tejido fibroso que envuelve y protege el globo ocular y que consta de tres partes: el iris, el cuerpo ciliar y la coroides.
La úvea contiene muchos vasos sanguíneos y nutre a otras estructuras oculares. Por eso, su inflamación puede afectar a la córnea, a la retina, a la esclera y a otras partes vitales del ojo.
La uveítis es responsable de uno de cada 10 casos de ceguera y es una enfermedad compleja de manejar, ya que puede tener causas sistémicas que hay que investigar para determinar qué tratamiento es el más adecuado en cada caso.
¿Qué es la uveítis posterior?
Hablamos de uveítis posterior cuando la inflamación afecta a las estructuras del fondo de ojo:
- Coroides. En este caso, hablamos de coroiditis.
- Retina. En este caso, hablamos de retinitis.
- Coroides y retina. En este caso, hablamos de coriorretinitis.
- Retina y nervio óptico. En este caso, hablamos de neurorretinitis.
La inflamación de los vasos centrales de la retina (vasculitis retiniana), también se considera una forma de uveítis posterior.
Los casos de uveítis posterior representan el 15% del total de las uveítis y es uno de los tipos de uveítis más asociado a la pérdida de visión.
Tipos de uveítis
Según su localización anatómica
Uveítis anterior
- Se produce cuando la inflamación se localiza en la cámara anterior del globo ocular.
- A menudo se denomina iritis, debido a que sólo suele afectar al iris.
- Se llama iridociclitis si afecta al iris y al cuerpo ciliar.
- Sus síntomas más habituales son:
- Ojo rojo.
- Ojo doloroso.
- Fotofobia o sensibilidad a la luz.
- Disminución de la visión.
- La pupila del ojo afectado suele estar más contraída que la del otro ojo.
- Es la más frecuente, ya que representa el 80% de los casos de uveítis.
- Es más común en personas jóvenes y de mediana edad.
Uveítis intermedia
- Se produce cuando la inflamación se localiza en la retina y el vítreo periférico.
- Se llama pars planitis cuando afecta específicamente a la pars plana, una parte del cuerpo ciliar.
- Eta uveítis generalmente es indolora, pero va acompañada de una disminución de la agudeza visual y de una percepción de pequeños puntos negros flotantes (miodesopsias).
Uveítis posterior
Como hemos dicho, se produce cuando la inflamación se localiza en las estructuras del fondo del ojo (coroides, retina o ambas).
Panuveítis o uveítis difusa
- Aparece cuando están afectadas todas las estructuras del ojo.
- Es la forma más grave de uveítis.
- Suele estar relacionada con la presencia de una enfermedad sistémica.
Según su aparición
Uveítis repentina
Se presenta de forma inesperada e imprevista y presenta síntomas desde un primer momento.
Uveítis insidiosa
La uveítis comienza lentamente, sin síntomas evidentes en un principio, pero puede tener consecuencias graves.
Según su duración
Uveítis limitada
Cuando el episodio de uveítis tiene una duración inferior a 3 meses.
Uveítis persistente
Cuando la uveítis dura más de 3 meses.
Según su evolución
Uveítis aguda
Son episodios de uveítis que están caracterizados por un inicio súbito y una duración limitada.
Uveítis recurrente
Se produce una uveítis recurrente cuando aparecen episodios repetidos separados por periodos de inactividad sin tratamiento que duran menos de 3 meses.
Uveítis crónica
Las uveítis crónicas son aquellas con un inicio insidioso y que son persistentes. En estas uveítis la inflamación se reactiva de forma precoz (antes de 3 meses) al retirar el tratamiento.
¿Cuáles son las causas de la uveítis posterior?
Las causas de la uveítis posterior son numerosas y de diversa gravedad, aunque alrededor del 50% de los casos se consideran idiopáticos, es decir que están derivados de procesos propios del ojo y los resultados de la exploración del paciente a nivel sistémico son negativos.
Causas infecciosas
Incluye las infecciones bacterianas, fúngicas, parasitarias y víricas.
Las causas más comunes en estos casos son:
- Toxoplasmosis. Consiste en la infección por un parásito llamado toxoplasma gondii que se enquista en la retina, desde donde puede reactivarse y producir un foco de retinitis.
- Infección por virus del herpes. Cuando afecta a la retina produce un cuadro muy grave conocido como síndrome de necrosis retiniana aguda.
- Sífilis.
- Tuberculosis.
- Rubeola.
- Sarampión.
- Infecciones por arbovirus, como el Dengue, el virus del Nilo Occidental y el Chikungunya.
A menudo, los virus pueden pueden permanecer latentes en el organismo y provocar complicaciones graves y pérdida de visión con el tiempo.
Causas no infecciosas
- Enfermedades autoinmunes como:
- Lupus eritematoso sistémico.
- Artritis reumatoide.
- Espondilitis anquilosante.
- Sarcoidosis.
- Poliartritis nodosa.
- Enfermedad de Birdshot.
- Enfermedad de Behcet.
- Psoriasis.
- Enfermedad de Kawasaki.
- Alergias.
- Neoplasias malignas.
- Traumatismos.
- Complicaciones de una cirugía ocular.
¿Cuáles son los síntomas de la uveítis posterior?
Como en todas las anomalías visuales, es importante identificar los principales síntomas de la uveítis posterior para que sean tratados de forma precisa, evitando al mismo tiempo posibles complicaciones más graves.
De hecho, uno de los problemas de la uveítis posterior es que, en muchos casos, se trata de una enfermedad asintomática durante sus primeros estadios. Debido a esto, es importante acudir al oftalmólogo con frecuencia, puesto que, mediante el uso de herramientas de diagnóstico avanzadas, podrá ver el interior del ojo del paciente y determinar si puede estar ante un caso de uveítis.
La uveítis posterior no provoca un dolor regular ni frecuente, pero sí que suele estar asociada a algunos síntomas que el paciente puede identificar con facilidad:
- Las moscas volantes, también llamadas miodesopsias, son un síntoma claro de la infección que provoca la uveítis posterior. No obstante, no aparecen siempre en todos los pacientes ni lo hacen de la misma manera, aunque son un síntoma recurrente en estos casos.
- También puede desarrollar escotomas, que son pequeñas áreas del campo visual donde la visión es menos sensible o está incluso ausente.
- Visión borrosa.
- Disminución de la agudeza visual, especialmente para apreciar aquellos objetos que se encuentran a distancia media.
¿Cómo se realiza el diagnóstico de la uveítis posterior?
El oftalmólogo es la única persona con facultad para realizar un diagnóstico de la uveítis posterior. Para ello, debe realizar una exploración del paciente que incluya:
- Valoración de la agudeza visual.
- Medición de la presión intraocular.
- Análisis del fondo de ojo.
Lo más habitual es que en este examen se aprecien signos clínicos como:
- Vasos sanguíneos del ojo inflamados.
- Humor vítreo que presenta cierta turbidez en los alrededores del foco inflamatorio.
- Superficie retiniana llena de manchas amarillas y blancas.
- Edema de papila.
A veces, también son necesarias algunas pruebas complementarias como:
- OCT (Tomografía de Coherencia Óptica). Permite valorar rápidamente la importancia del edema macular y del estado de la retina.
- Angiografía. Se realiza principalmente para detectar si hay vasculitis.
- Campimetría. Permite evaluar el alcanza de los daños a nivel de la retina.
Tan pronto como se haya diagnosticado la uveítis posterior, se deberá realizar un examen etiológico para conocer la causa de la inflamación.
Debido a que la uveítis posterior tendrá un tratamiento diferente según el origen que cause el problema, el diagnóstico acertado es una fase crucial previa al tratamiento.
¿Cuáles son los posibles tratamientos para la uveítis posterior?
No tratar a tiempo una uveítis posterior podría generar otros problemas visuales más graves, como, por ejemplo:
- Cataratas.
- Presencia de líquido dentro de la retina.
- Desprendimiento de retina.
- Glaucoma.
- Pérdida de visión en el ojo u ojos afectados.
Los tratamientos de esta enfermedad se centran básicamente en atacar el origen de la infección que ha dado lugar a la uveítis posterior. De ahí la importancia de un examen etiológico oportuno y acertado.
Por ejemplo, en el caso de que el origen de la infección sea bacteriano, se suelen recomendar antibióticos y, en el caso de que haya hinchazón, algún antiinflamatorio. Este tratamiento puede ir acompañado de corticoides, gotas oftálmicas que dilatan la pupila para aliviar el dolor y, en algunos casos, el uso de gafas de sol que protejan la zona ocular mientras dure el tratamiento.
En cualquier caso, el tratamiento deberá ser siempre prescrito por un oftalmólogo, y el paciente nunca deberá automedicarse ni autodiagnosticarse.
¿Qué factores de riesgo pueden contribuir a su aparición?
Aunque cualquier persona tiene riesgo de poder padecer uveítis posterior, existen algunos patrones que suelen darse en muchos de los pacientes diagnosticados, lo que hace que las personas que estén dentro de los siguientes grupos tengan mayor probabilidad de llegar a padecer uveítis en alguna de sus formas.
- Personas con familiares que hayan padecido uveítis. Se cree que existe un factor genético que hace que determinadas personas tengan mayor facilidad que otras a la hora de presentar uveítis, ya que suele ser una enfermedad habitual dentro de las mismas familias.
- Personas que están en contacto con animales. Tanto si se trata de animales salvajes como domésticos. Los animales pueden ser focos de transmisión de algunas enfermedades infecciosas (por ejemplo, la toxoplasmosis). Debido a esto, las personas que están en contacto con animales deberán extremar las precauciones y la higiene después del contacto con los mismos.
- Personas con un sistema inmunológico deprimido. Las personas de edad avanzada o los pacientes con VIH u otras enfermedades que puedan deprimir el sistema inmunitario son más sensibles a cualquier tipo de infección, lo que puede favorecer la aparición de una uveítis posterior.
Pertenecer a alguno o varios de estos grupos no implica, en ningún caso, que se tenga o se vaya a tener un problema de uveítis. Sin embargo, sí que es importante que estas personas se realicen revisiones oftalmológicas de forma regular o siguiendo las indicaciones de su médico de cabecera, ya que, en el caso de que se llegase a producir un posible caso de uveítis, será la mejor forma de diagnosticarla de forma temprana.
¿Con qué frecuencia aparece la uveítis posterior?
En la uveítis posterior la inflamación puede llegar a ser recurrente o crónica. Si es el caso, la uveítis posterior puede llegar a durar meses e, incluso, años y provocar daños permanentes en la visión si no se está tratando ni controlando.
¿La uveítis posterior es contagiosa?
La uveítis no es una infección, sino una respuesta inflamatoria a un factor primario, por lo que no es contagiosa.
Conclusiones clave
* La uveítis es la inflamación de la úvea y, según su localización, puede ser anterior, intermedia, posterior o panuveítis. * La mayoría de los casos son idiopáticos, pero las causas conocidas incluyen infecciones, traumatismos y enfermedades autoinmunes.
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Fuentes
- MSD Manuals – Generalidades sobre la uveítis
- Sociedad Española de Medicina Interna – Aproximación diagnóstica a la uveítis
- National Organization for Rare Diseases (NORD) – Posterior Uveitis