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Las drusas son depósitos de residuos celulares. Estos desechos o detritus, que el cuerpo no es capaz de eliminar a través de la circulación sanguínea, se van almacenando hasta llegar a formar cúmulos de aspecto y composición variables que pueden aparecer en retina, bien en la mácula (la zona central de la retina) o bien en la papila (zona más sensible a la luz de la retina cercana al  nervio óptico). 

Aunque las drusas maculares no siempre están asociadas a un problema de degeneración macular asociada a la edad (DMAE), sí que son  un factor de riesgo, lo que implica que se tenga que seguir determinado tratamiento cuando el oftalmólogo así lo aconseje.

¿Qué son las drusas y qué tipos existen?

Dependiendo de la composición y el lugar en el que aparecen, podemos identificar los siguientes tipos de drusas: 

  • Drusas maculares: son las drusas que aparecen en la mácula. Suelen estar asociadas al envejecimiento natural del ojo. Existen dos tipos: 
    • Drusas maculares duras: son pequeñas y suelen estar bien definidas. Si no están asociadas a una enfermedad no representan un peligro para la salud visual. 
    • Drusas maculares blandas: son grandes y tienden a unirse unas a otras. Estas drusas sí que son peligrosas para la salud visual, por lo que es importante tratarlas a tiempo. Preferiblemente, antes de que empiecen a afectar a la visión. 
  • Drusas papilares: son depósitos amarillos que están localizados en la papila. Las proteínas grasas son su principal componente. No están relacionadas con la edad y suelen aparecer en niños.
  • Drusas del nervio óptico: además de las drusas en la retina , también existen las drusas del nervio óptico. Estas drusas no están relacionadas con el envejecimiento. De hecho, son más comunes en los niños. Se acumulan en el nervio óptico, y pueden afectar a la visión periférica del paciente. 

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¿Qué son las drusas maculares?

Las drusas maculares aparecen entre la membrana basal del epitelio pigmentario de la retina (EPG) y la membrana de Bruch. Se presentan como nódulos de color blanco o amarillo, de diferentes tamaños y, si no se asocian a una lesión de la mácula, no suelen producir síntomas. La presencia de drusas maculares es normal a partir de cierta edad. 

Son poco frecuentes en personas de menos de 45 años, aunque bastante comunes en personas de entre 45 y 65 años, y muy frecuentes a partir de los 65 años.

En algunas ocasiones, las drusas pueden provocar daño macular. Este proceso suele iniciarse con el “abombamiento” de la retina, en la que aparecen pequeñas “montañitas” de estos residuos acumulados. Este proceso puede detenerse ahí o puede evolucionar hacia alguna forma de DMAE.

Gráfico ojo

¿Qué son las drusas papilares?

Cuando hablamos de drusas papilares, la edad no es un factor determinante para su aparición y es importante detectarlas a tiempo si no queremos que se conviertan en causa directa de nuevas enfermedades oculares, como, por ejemplo, la pseudopapiledema, que se caracteriza por la elevación de la papila y que en ocasiones puede confundirse con el edema de papila, un problema mucho más complejo.

Además, las drusas papilares pueden provocar otro tipo de complicaciones y afectar a la visión de manera más severa. De hecho, las drusas suelen aumentar de tamaño con el paso del tiempo, hasta que terminan por convertirse en un verdadero obstáculo para la visión.

¿Cuáles son sus síntomas?

Dependiendo del tipo de drusa, encontramos los siguientes síntomas: 

  • Drusas maculares duras: suelen ser asintomáticas.
  • Drusas maculares blandas: no suelen presentar síntomas hasta que están avanzadas. Entonces, los principales síntomas asociados suelen ser visión borrosa, dificultad para ver bien cuando se pasa de un espacio iluminado a uno oscuro y, en algunos casos, visión borrosa o blanquecina en un punto concreto del campo visual. 
  • Drusas papilares: la gran mayoría de los pacientes son asintomáticos a simple vista. Sin embargo, tras un examen oftalmológico más a fondo, cerca del 70% de ellos presentan alguna anomalía o defecto en el campo visual asociada a  la aparición de drusas papilares como pérdida de visión periférica y percepción de una especie de centelleo o flash de color grisáceo en el campo visual. 

¿Cuáles son sus causas?

Dependiendo del tipo de drusa, encontramos las siguientes causas: 

  • Drusas maculares (duras): su principal causa es la edad. 
  • Drusas maculares (blandas): su principal causa es la edad, aunque también pueden estar asociadas a la existencia de otras enfermedades. Por ejemplo, la diabetes. 
  • Drusas papilares: causas congénitas o sin causa definida. 

¿Cómo se diagnostican?

Las drusas maculares y las drusas papilares solo se pueden diagnosticar en la consulta de oftalmología. Para ello, el oftalmólogo realiza un estudio del fondo de ojo del paciente. Esto se realiza dilatando las pupilas del paciente con unas gotas y, a continuación, observando el interior del ojo con una máquina específica para esta prueba. 

Cabe mencionar que el proceso es completamente indoloro. De hecho, la máquina no entra en contacto con el paciente en ningún momento. Las únicas molestias que se pueden sentir son los efectos de tener las pupilas dilatadas después de la prueba. Esto hace que, en ocasiones, no se calculen correctamente las distancias, por lo que no debe conducir hasta que se haya pasado el efecto de las gotas por completo. 

Las drusas maculares se pueden detectar con facilidad a cualquier edad, mientras que la detección de las drusas papilares  suele hacerse a partir de los 10 años. 

¿Qué es la DMAE?

La degeneración macular asociada a la edad, o DMAE, es una enfermedad degenerativa que provoca alteraciones visuales importantes porque afecta a la mácula y, por tanto, al centro del campo visual. De hecho, la DMAE es la principal causa de ceguera legal y de baja visión en España y en otros países desarrollados.

DMAE

  • DMAE seca o atrófica: cuando el proceso degenerativo de la mácula sigue una evolución lenta y progresiva que se manifiesta en que las drusas se van fundiendo hasta formar zonas de atrofia, en general, los oftalmólogos consideran que se sufre DMAE seca o atrófica. Nueve de cada diez pacientes de DMAE son diagnosticados de esta forma de la enfermedad para la que no existe ningún tratamiento específico, aunque los oftalmólogos suelen administrar complejos antioxidantes que parece que ralentizan su evolución.
  • DMAE húmeda o exudativa: cuando el proceso degenerativo desemboca en la formación de neovasos (nuevos vasos sanguíneos de paredes muy delgadas que suelen acabar filtrando fluidos y sangre a la mácula), los oftalmólogos consideran que se sufre DMAE húmeda o exudativa. Esta forma de la enfermedad es la menos común, pero también es la que tiene una progresión más rápida. 

Los pacientes con DMAE húmeda necesitan tratamiento inmediato para evitar que se destruya la visión central de forma irreversible en un periodo corto de tiempo (semanas o meses). 

Por suerte, en los últimos años se han producido grandes avances científicos en el tratamiento de la DMAE húmeda gracias a la introducción de los denominados fármacos intravítreos antiangiogénicos, que tienen la función de frenar el crecimiento de los vasos sanguíneos, y con los que se está consiguiendo frenar la evolución de la enfermedad e2, incluso, mejorar a los pacientes.

¿Qué tratamiento existe?

Actualmente, el principal tratamiento de las drusas en la retina se limita a las drusas maculares blandas. En estos casos, se suelen tratar mediante fármacos antiangiogénicos. 

En el caso de las drusas maculares duras y las drusas papilares no existe un tratamiento específico. Una vez detectadas, el especialista se encargará de realizar un seguimiento  periódico y de aconsejar el mejor procedimiento en función de las características concretas de cada paciente.

 ¿Se pueden prevenir las drusas maculares y la DMAE?

Actualmente no existe ningún tratamiento o indicaciones específicas que permitan prevenir la aparición de las drusas maculares. 

En este sentido, todas las precauciones que podamos llevar a cabo son las comunes a mejorar nuestra salud con un estilo de vida saludable: 

  • Llevar una dieta sana.
  • Hacer ejercicio regularmente.
  • Evitar el tabaquismo. 
  • Evitar el consumo de alcohol. 
  • Proteger la vista de los rayos ultravioleta con el uso de gafas de sol homologadas 

Todos estos hábitos nos ayudarán a proteger la salud de nuestros ojos en general. Además, como el diagnóstico precoz es esencial a la hora de asegurar el bienestar de nuestros ojos, se recomienda llevar a cabo una revisión periódica todos los años. Sobre todo a partir de los 40 años, cuando empiezan a aparecer los primeros síntomas de envejecimiento en nuestros ojos. 

Artículo revisado por el Dr. Luis Arrevola, oftalmólogo de Clínica Baviera.

Fuentes

Scielo – Drusas del nervio óptico y defectos paquimetricos severos

Dianet – Drusas y degeneración macular asociada a la edad

Teresa Delgado
24/05/2022

100% recomendable, trato, profesionalidad y eficacia al mismo nivel, top

Santiago Esponda Chaux
23/05/2022

Juan Carlos Cuenca
20/05/2022

David Tores
13/05/2022

Carolina Vicent Toril
03/05/2022

Christian Martinez Garcia
20/04/2022

Sierri León Vega
06/04/2022

Marta Acero
02/04/2022

Contenta con el momento de la operación y cómo nos han tratado, aunque sí es cierto que me dijeron que iba a quedar después de la operación totalmente perfecta y que mi visión iba a ser del 100% y NO HA SIDO así. Ayer mismo me dieron el alta y avisé a mi Doctora Belén que no veía 100% bien desde mi ojo izquierdo y me dijo que me había quedado un poco de astigmatismo en ese ojo y que no hacía falta ningún retoque. Esto ha sido bastante feo para mí, porque crees que vas a quedar perfecta al 100% y te quedas viendo mal de un ojo, la verdad que ha sido un final un tanto amargo.
Tengo dos amigas que se iban a operar aquí, y ya me encargaré de avisarlas por lo menos que no se quede como yo, con ese mal sabor de boca.

Flora Rascón Rascón
24/03/2022

Jorge Gallego
23/02/2022

Le pongo 5 estrellas porque no se pueden poner mas. El trato es espectacular desde que entras por la puerta, el personal muy profesional y agradable que no escatima en tiempo y dedicacion al paciente, Un 10.

¿Por qué veo mal?