La graduación de la vista determina la cantidad de corrección óptica que necesita una persona que padece uno o varios problemas refractivos (también llamados ametropías): miopía, hipermetropía y/o astigmatismo y presbicia o vista cansada. Esta graduación es la que deben tener los cristales de las gafas o las lentillas de ese paciente para normalizar su visión, tanto de lejos como de cerca.
Al realizar la graduación, el óptico o el oftalmólogo determinará si el paciente sufre alguno de estos problemas refractivos y en qué grado lo padece. La graduación de la vista debe realizarse de forma personalizada, ya que se adapta a los defectos visuales de cada paciente.
¿Cómo se gradúa la vista?
La graduación de la vista se realiza como complemento al análisis de la agudeza visual del paciente (capacidad del sistema visual para captar con nitidez los detalles de un objeto a una determinada distancia con unas condiciones de iluminación buenas) y se desarrolla a través de dos tipos de pruebas sencillas, rápidas, indoloras y que casi no ocasionan molestias al paciente:
- Exámenes objetivos.
- Exámenes subjetivos.
Es muy importante evaluar el número de dioptrías de cada ojo (unidad de medida de la graduación) de forma independiente.
¿Qué son los exámenes objetivos?
Sirven para tomar unos valores de partida (valores orientativos) a través de técnicas que no precisan la respuesta del paciente como guía. Habitualmente, se realizan a través de estas pruebas:
- Autorrefractómetro. Es una técnica que sirve para determinar la graduación de la vista de forma rápida y simple. El paciente, sentado y con el mentón correctamente apoyado sobre la máquina, observa una fotografía que se enfoca y desenfoca. El autorrefractómetro analiza cuándo y cómo se proyecta la imagen sobre la retina. Con estos datos, calcula el valor de la refracción en cada ojo.
- Retinoscopia. Es una prueba no invasiva y que no produce ningún dolor ni destellos. La suele realizar el oftalmólogo dentro de la consulta para medir el poder refractivo del ojo interpretando la luz reflejada en la retina al iluminarlo con el retinoscopio. Habitualmente la consulta se deja en penumbra y el paciente mira a una distancia lejana (en varios ejes: hacia arriba, hacia abajo…) mientras se proyecta una luz sobre su pupila.
- Evaluación de la graduación de las gafas o lentes de contacto que lleve el paciente, si este es el caso.
¿Qué son los exámenes subjetivos?
Se emplean para determinar el valor refractivo del paciente en visión lejana y visión cercana, teniendo en cuenta las apreciaciones que realiza el propio paciente.
Se le coloca una montura de prueba sobre la que se van situando lentes esféricas divergentes y convergentes (para la miopía y la hipermetropía) o cilíndricas (para el astigmatismo) y el paciente debe leer las letras o símbolos de un panel que se coloca a cierta distancia (optotipo).
- Para medir la vista de cerca este panel se colocará a una distancia de entre 30 y 40 centímetros.
- Para medir la vista de lejos, el optotipo se ubicará a unos cinco metros.
Primero se probará en un ojo tapando el contrario y luego, en el otro.
Este proceso, además de realizarse con una montura de prueba sobre la que se colocan las lentes, también puede ser llevado a cabo con un aparato conocido como foróptero.
La graduación puede variar en función de múltiples factores, entre otros:
- La hora del día.
- La fatiga visual que acumule el paciente.
- Su estado general de salud a la hora de graduarse la vista.
- Las condiciones de luminosidad.
- La toma de ciertos medicamentos.
¿Cuándo se debe acudir a un profesional?
Como norma general, se debería acudir a un profesional para graduar la vista siempre que se aprecie una visión borrosa o con falta de agudeza visual, tanto si es de cerca como si es de lejos, así como si se trata de ambos casos.
Por otro lado, existen personas que ya utilizan gafas o lentes de contacto y que aprecian que, a pesar del uso de estos dispositivos, hay situaciones en las que creen que no ven del todo bien. En estos casos, lo más probable es que, de forma natural, las dioptrías de los problemas de visión hayan variado, lo que hará necesario llevar a cabo una nueva graduación de la vista y, si es necesario, adaptar los cristales de las gafas o las lentillas a la nueva graduación.
¿Por qué es importante conocer la graduación para realizar una cirugía refractiva?
A la hora de determinar si un paciente es candidato a la cirugía refractiva láser es muy importante realizar una correcta graduación durante la primera consulta preoperatoria, ya que estos valores, junto a otras pruebas adicionales con las que se analiza el estado general del sistema visual, el fondo de ojo y, específicamente, las condiciones y características de la córnea del paciente, determinarán si éste puede corregir sus problemas refractivos y qué técnica debe aplicar el cirujano en su caso.
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